En una entrevista con el programa “Brasil Urgente”, de la TV Bandeirantes, Bolsonaro respaldó la operación de los EEUU en la que murió el comandante iraní Qassem Soleiman y afirmó haber recibido información de que el militar muerto estaba involucrado en el ataque terrorista a la asociación judía Amia en Buenos Aires, que dejó 85 muertos en 1994. “Su vida anterior [la de Soleimani] se centró en gran medida en el terrorismo. Y nosotros, aquí en Brasil, nuestra posición es muy simple: todo lo que podamos hacer para combatir el terrorismo, lo haremos”, dijo.
Bolsonaro no dio más destalles sobre el hasta ahora desconocido vínculo del abatido iraní con el ataque más brutal que sufrió la Argentina pero sí consideró “muy difícil” que Irán tome represalias contra Estados Unidos. “Sería una operación prácticamente suicida por su parte”, afirmó.
Tenés que leerPonen en duda las pruebas contra Irán en el Caso AMIASegún declaró, la principal preocupación de Brasil sobre este conflicto es que se produzca una subida fuerte de los precios internacionales del petróleo, en un momento en el que el país suramericano se recupera económicamente de una forma muy lenta y gradual.
En su primera manifestación oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil se alineó con EEUU al condenar expresamente el asalto a la embajada estadounidense en Bagdad de los últimos días, pero no la muerte de Soleimani durante un ataque aéreo en Irak ordenado por el presidente Donald Trump.
El Ejecutivo brasileño, firme aliado de Trump, subrayó que el terrorismo “no puede ser considerado un problema exclusivo de Oriente Medio y los países desarrollados” y, en este sentido, afirmó que “Brasil no puede permanecer indiferente ante esa amenaza, que afecta incluso a Suramérica”. “Brasil acompaña con atención los desdoblamientos de la acción en Irak, incluso su impacto sobre los precios del petróleo, y apela una vez más a la unidad de todas las naciones contra el terrorismo en todas sus formas”, destacó.
También pidió el respeto a la Convención de Viena tras el asalto a la embajada estadounidense en Bagdad y a la “integridad de los agentes diplomáticos norteamericanos reconocidos por el Gobierno de Irak presentes en aquel país”.