El curioso motivo por el que abrimos la boca al maquillarnos los ojos
Aunque parece un gesto involuntario o incluso gracioso, abrir la boca al aplicar rímel tiene una explicación física relacionada con la concentración, la tensión facial y la coordinación muscular.
Abrir la boca puede facilitar la aplicación precisa del rímel y reducir el parpadeo.
Puede parecer un gesto gracioso o incluso innecesario, pero al momento de aplicar rímel frente al espejo, muchas personas abren la boca casi sin darse cuenta. Más que una simple costumbre adquirida, este reflejo tiene una explicación profundamente vinculada al funcionamiento del cuerpo.
Lejos de ser un hábito sin sentido, se trata de una respuesta física que combina reflejos musculares, concentración y necesidad de precisión.
Un movimiento automático
Abrir la boca al maquillarse los ojos es una reacción completamente natural. Aunque no todas las personas lo hacen, es un comportamiento extendido que se repite en mujeres y varones, jóvenes y adultos, sin distinción.
Un gesto involuntario que muchos repiten sin darse cuenta frente al espejo.
Al levantar el brazo, inclinar la cabeza y enfocar la mirada para pintar las pestañas, el cuerpo adopta una postura de tensión controlada. Y en ese momento, la mandíbula tiende a relajarse… pero al revés de lo esperado: se abre.
Este gesto involuntario no responde a una necesidad real de mover la boca. Lo que sucede es que, al concentrarnos en una tarea de precisión —como pasar el cepillo por las pestañas sin manchar el párpado— el cuerpo ajusta naturalmente la musculatura del rostro para lograr más estabilidad. En ese proceso, muchos músculos se activan de forma simultánea, incluyendo los de la mandíbula.
Coordinación y tensión facial
El rostro está formado por un entramado complejo de músculos que se conectan entre sí. Al aplicar rímel, los movimientos finos de los párpados requieren cierto grado de inmovilidad. Abrir la boca puede, curiosamente, ayudar a que se reduzca el parpadeo. Esto se traduce en una mayor precisión y evita accidentes típicos como manchar el ojo o la nariz.
Maquillarse las pestañas activa más músculos de los que imaginamos.
También influye la necesidad de estirar ligeramente la piel alrededor de los ojos. Al abrir la boca, se tensan algunas áreas del rostro, haciendo que el párpado superior se eleve levemente. Esa pequeña diferencia puede facilitar el paso del cepillo por las pestañas, sobre todo en quienes tienen ojos más pequeños o párpados caídos.
¿Se puede evitar?
Por supuesto. Este reflejo no es obligatorio. Muchas personas, con práctica o simplemente por su tipo de rostro, pueden aplicarse rímel sin abrir la boca. Sin embargo, no hay nada de malo en hacerlo. Es una reacción natural que no genera ningún problema y que, para algunas, se convierte en parte del ritual del maquillaje.
La coordinación entre los músculos del rostro explica este curioso movimiento.
De hecho, hay quienes aseguran que abrir la boca también ayuda a concentrarse mejor. El cerebro interpreta la situación como una actividad que requiere enfoque, y ese gesto, aunque involuntario, refuerza la idea de estar haciendo algo importante. Es una forma de preparar el cuerpo para un momento de detalle y control.
Una curiosidad que nos conecta
Este comportamiento no distingue edad, cultura ni experiencia. Es tan común que incluso ha sido objeto de bromas, memes y retos en redes sociales. Lo cierto es que responde a la manera en que nuestro cuerpo coopera para lograr precisión y eficacia en tareas pequeñas pero exigentes. Es uno de esos detalles cotidianos que todos compartimos sin haberlo aprendido: simplemente sucede.
Así que la próxima vez que estés frente al espejo con el rímel en la mano y la boca abierta, no te sorprendas. Es solo tu cuerpo haciendo su parte para ayudarte a lucir mejor. Y en el fondo, también es una forma de recordarnos que incluso los gestos más simples esconden una lógica fascinante.
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