El anuncio de Rusia y China el la última cumbre de los Brics en Kazán puede resultar rimbombante pero representa una voz cada vez más poderosa que busca plantearse como alternativa económica y política: “Ha nacido un nuevo orden mundial”. Si bien los billetes que distribuyó Vladimir Putin fueron un “souvenir” de la cumbre, el encuentro marcó la presencia de los dos gigantes alternativos a los Estados Unidos y que buscan diferenciarse cada vez más. China, sobre todo, es la que más poder suma ante las necesidades rusas tras la invasión a Ucrania y una industria dedicada a lo armamentístico.
Por Brasil estuvo ausente su presidente Luis Inácio Lula da Silva debido a un accidente doméstico pero su país mostró una inusual firmeza. Quien más sufrió al gigante sudamericano fue Nicolás Maduro que se encontró con el veto de Brasil para que Venezuela ingrese a los Brics. Es que, una cosa es la amistad y otra son los números. Pese a que puso el petróleo caribeño a disposición de todos, la situación política, social y -fundamentalmente- la económica de la República Bolivariana hacen imposible que se sume a la alianza. Maduro solo pudo tener unos pocos minutos con Putin y un cruce de pasillo con Xi Jinping, al estilo del expresidente Alberto Fernández en las cumbres a las que concurrió. Nada.
Mirá tambiénPutin presentó un prototipo de billete de los BRICS e incluye a ArgentinaHay que recordar que desde inicios de año se sumaron a los Brics Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía. Argentina, que había sido postulada en la anterior gestión de gobierno, pidió ser no tenida en cuenta por la administración de Javier Milei. Tampoco se supo cuál es la posición de Arabia Saudita que no formalizó su participación, pero sí muchos países (Cuba, Nicaragua, Tailandia, Malasia o Turquía) han elevado solicitudes de ingreso. Hasta el momento el fracaso más resonante fue el de Venezuela y Putin advirtió que no quiere nuevos integrantes por el momento. Xi, calla y juega en silencio la mejor estrategia posible.
Con soldados coreanos que se han sumado al frente ruso para avanzar en la invasión a Ucrania, la guerra en esa zona del mundo comienza a mostrar una cara cada vez inquietante. Ya no se trata del envío de armas como el lado de la OTAN para el gobierno de Volodimir Zelenski sino que son los jóvenes disciplinados de Kim Jong Un que dejan de desfilar frente al tirano para pisar el terreno de la realidad. Esto, se desprende como lógica pura, hace que los asesores militares de Corea del Sur comiencen a colaborar con Kiev ya que son enemigos íntimos desde hace décadas. Emmanuel Macron, por su parte, es partidario de mandar asesores militares para poder liberar a combatientes ucranianos. Alemania calla, demasiado preocupada por la necesidad de gas ruso.
En otro lado del mundo...
De cara o de espaldas a todo esto en pocos días más se resuelve la disputa entre Kamala Harris y Donald Trump para ver quién llega a la presidencia de los Estados Unidos. Lo relatado parece muy lejano, pero no, más allá de quién se haga cargo de la administración el nuevo POTUS tiene que definir qué hará ante los diferentes frentes de conflicto en el mundo.
Trump está comprometido en una fuerte amistad con Vladimir Putin y hasta se estrechó la mano en su gestión luego de enfrentarse verbalmente con el tirano Kim Jong Un. ¿Significará un alto el fuego inmediato en Ucrania? Muchos analistas sostienen que como el presidente ruso solo acepta un alto en fuego con reconocimiento pleno de las posiciones tomadas en suelo ucraniano, tal postura sería inaceptable para muchos países europeos que han y siguen apoyando la batalla de los locales ante los invasores rusos. ¿Y Harris? También es muy posible que siga la línea de su antecesor y continúe con el apoyo, más aún con una industria armamentística que trabaja a todo vapor.
En Israel, Trump también está comprometido con su alineamiento al gobierno que encabeza Benjamin Netanyahu pero los ataques sobre la población civil en Gaza son cada vez más difíciles de defender. Por eso también allí podría haber algún esfuerzo adicional para buscar un alto el fuego pero la decisión israelí de “terminar definitivamente” con Hezbolá parece ser un fuerte escollo.
¿Y China? Ese parece ser el gran objetivo de Trump y hasta podría sumarse a Harris porque, en verdad, la fuerza como potencia de los EE.UU. viene en franco descenso y las disputas económicas son hoy de las más fuertes. En síntesis: no se sabe quién ganará, pero con seguridad que la política exterior norteamericana no tendrá el sacudón que tuvo en la presidencia de Trump. Cuando llegó al poder era un personaje indescifrable. Hoy, más previsible, pero con muchas áreas ciegas en la toma de decisión constituye el gran interrogante. Kamala Harris, hasta el momento, no mostró más que continuidad.
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