¿Podrían multiplicarse por toda América Latina los ataques de bandas del crimen organizado como ocurrió en Ecuador? Según algunos expertos, las estrategias de los carteles de la droga han cambiado, pero es evidente que siguen tratando de expandirse. Y es en ese contexto que los ecuatorianos siguen en vilo, luego de que el 9 de enero pasado un grupo de hombres encapuchados y armado copara el estudio de un canal de televisión en Guayaquil.
Tras el ataque a TC Televisión, varios países manifestaron su solidaridad con el joven presidente de Ecuador, Daniel Noboa, que declaró el estado de "conflicto armado interno" por atentados de grupos criminales a los que calificó de "terroristas".
Mirá tambiénBuscan a "Fito": el líder de la principal narcobanda de Ecuador se fugó de la cárcelEsos incidentes, que pusieron en jaque la seguridad nacional del país, comenzaron con la crisis tras la fuga de la cárcel de José Adolfo Macías Villamar, alias "Fito", líder de Los Choneros.
Se trata de una de las bandas criminales más peligrosas del país, junto con Los Lobos y Los Tiguerones, por sus presuntos nexos con carteles mexicanos del narcotráfico, como el de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación.
Justamente, la plataforma de investigación y análisis InsightCrime informa que Los Choneros surgieron como brazo armado de un cartel colombiano. En vista de estas alianzas internacionales del crimen organizado, se podría conjeturar lo siguiente: ¿Están las organizaciones criminales extendiendo sus tentáculos por la región?
Lo que no quedan dudas es que existe una clara diversificación de los puntos de actividad.
"Si bien no se puede hablar de una expansión territorial de los grandes carteles en América Latina, sí estamos frente a una diversificación de los puntos de actividad del tráfico internacional de drogas y otros crímenes en la región, un fenómeno que marcó los últimos cuarenta años", señala Iván Briscoe, director del Programa para América Latina del International Crisis Group (ICG).
"A lo largo de estos cuarenta años, también hemos visto el desmantelamiento de grandes organizaciones criminales, como carteles de Colombia y México, entre otros", añade el especialista, sin dejar de comentar que, al margen de lo anterior, "hay datos que llaman la atención".
En Chile, por ejemplo, "se produjo un aumento de los homicidios sin autor conocido, que pasaron de un 23 a un 41 por ciento entre 2018 y 2022", según el informe de 2023 del Centro Nacional para la Prevención de Homicidios y Delitos Violentos.
Datos de esa naturaleza son interpretados por los expertos como "una señal del crecimiento y la impunidad del crimen organizado", tal cual lo expone el portal de periodismo investigativo CIPER. También en barrios suburbanos de Rosario, en Argentina, la violencia relacionada con el microtráfico de cocaína va en aumento desde hace casi una década.
Y el principal grupo criminal brasileño, Primer Comando de la Capital (o PCC), opera junto a carteles mexicanos y las mafias albanesa e italiana, la 'Ndragheta, según InsightCrime.
Cambio de estrategia del crimen organizado
"Su ubicación entre los dos mayores productores de cocaína, Colombia y Perú, vuelven a Ecuador un lugar especialmente favorable por su acceso al Océano Pacífico", dice Sebastián Hurtado, presidente de la consultora líder de riesgo político Prófitas, con sede en Quito.
Sin embargo, advierte Hurtado, "a medida que los productores y las bandas criminales vayan encontrando otras zonas por donde transitar en sus operaciones, se van a expandir hacia otros países de la región".
Mirá tambiénColombia cree "posible" que Fito haya cruzado la frontera tras fugarse en EcuadorA nivel global, las bandas criminales con control territorial aumentaron el 23 por ciento entre 2021 y 2023, reporta el Índice Global del Crimen Organizado. En tal sentido, Ivan Briscoe explica que "ya no hay, como antes, grandes capos ni organizaciones transnacionales que controlan los múltiples eslabones del tráfico de drogas".
Actualmente, detalla, "existe un ecosistema de actores y grupos criminales que se asocian para diferentes actividades, y eso les da la posibilidad de entrar en nuevos mercados en Latinoamérica".
Rosario, expone como ejemplo Briscoe, "es un centro urbano portuario cuyas cargas son utilizadas por grupos del narcotráfico que influencian a los grupos criminales ya enquistados en zonas, por lo general, pobres".
Así las cosas, se observa "una presión en Sudamérica con un movimiento de los flujos de narcotráfico no solamente hacia el Pacífico, sino también hacia el Atlántico". La globalización y la rapidez de las redes sociales favorecen las actividades criminales, afirma el experto del ICG.
La mitad de la frontera entre Ecuador y Colombia, de unos 586 kilómetros, es selvática y "sigue siendo muy porosa", señala, por su parte, Hurtado, a pesar de los esfuerzos de ambos países por mejorar los controles.
Pero este no es el único "agujero negro" que favorece el narcotráfico. Briscoe menciona a la zona tripartita en el Amazonas, entre Perú, Brasil y Colombia, "que tiene altos niveles de pobreza y autoridades corrompibles".
También a la Triple Frontera entre Argentina, Paraguay y Brasil, "donde se ha visto un notable incremento de la violencia, debido a la influencia de grupos narcotraficantes". Sin embargo, los carteles de Colombia y México operan distinto a como lo hacían diez o veinte años atrás, puntualiza Briscoe.
"Ya no tratan de penetrar en otros territorios para controlar la cadena de narcotráfico. Se sabe que ahora los grandes carteles alquilan terrenos y rutas, que ellos controlan, a organizaciones que actúan a nivel internacional, asegurándose así la logística y la seguridad, un modelo de franquicia que se ve a menudo", explica el experto.
"Vemos que hay carteles mexicanos que actúan como intermediarios, con mucho dinero en efectivo y poder económico, y que están buscando los mejores aliados para su negocio en otros países, sin lugar a dudas", asegura.
(*) Material originalmente publicado por la Agencia Deutsche Welle y adaptado para Diario El Litoral
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