La democracia está representada por la Nación, las provincias y el pueblo, a través de los distintos poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Los miembros del Ejecutivo y el Legislativo son elegidos periódicamente, a través el voto, por los ciudadanos que habitan el territorio nacional.
En la democracia argentina, es decir nuestra democracia, convivimos con una mezcla de disconformidad y aceptación hacia el proceder de los que integran esos poderes, sobre quienes recaen las críticas porque son –justamente- los ciudadanos que tienen la responsabilidad de administrar los bienes del Estado y de su población. Y por lo general existen acciones notorias y llamativas de su parte, que llevan a nuestra República a un estado de crisis permanentes, sin que nadie brinde las correspondientes explicaciones.
Mirá también¿Ciudadanos o habitantes?En situaciones de crisis generales, quién debe controlar el accionar de los poderes Ejecutivo y Legislativo es el Poder Judicial, que junto a los otros dos constituye el respaldo y la reserva de la democracia, porque el pueblo –como se sabe- no gobierna ni legisla sino a través de sus representantes. Por lo tanto, el Poder Judicial es el contralor de la democracia y es así que debemos analizar al mismo.
Los miembros del Poder Judicial no son designados por el pueblo, sino por el Poder Ejecutivo, con la aprobación del Poder Legislativo, que tiene que actuar con total independencia de los otros poderes. Lógicamente lo hacen a través de los fiscales, quienes deben ser los acusadores de toda acción delictiva de parte de los ciudadanos y también de los que ostentan cargos políticos. Por eso mismo, cuando un funcionario no cumple con lo que determina la ley y sus acciones personales perjudican la función pública para la que fue designado, debería ser acusado por los fiscales. Pero en la actualidad ello no ocurre.
El pueblo no debe olvidar que define las acciones de los responsables de la administración, sabiendo que –en un alto porcentaje- con su conducta permite o termina permitiendo la corrupción. Solo basta con ver un poco y escuchar al periodismo, lo que manifiestan públicamente. Y los fiscales, en virtud de ello, deberían actuar contra los antes mencionados, políticos, funcionarios y también miembros del "entorno judicial", además de sumar a la policía, sea la Federal como la Provincial.
¿Y cuál debería ser la pregunta al Poder Judicial, por ejemplo? ¿Se están actuando como se lo exige nuestra Constitución Nacional, o solamente están para analizar denuncias de delincuentes, muy cómodos en sus poltronas, actuando sobre las ovejas y no sobre la manada de elefantes que son los funcionarios políticos? ¿Ustedes no viven en la Argentina? ¿Qué diarios leen, los ingleses? ¿Qué televisión ven? Si solo se detuvieran a consumir lo que el periodismo argentino informa deberían estar enterados de lo que pasa y de lo que se entera el pueblo.
Quienes formamos parte del pueblo no todos somos analfabetos o esclavos subsidiados. Una gran mayoría conformamos un pueblo culto, pero abusado por los tres poderes que en realidad tendrían que defender y resguardar la democracia. Por eso nos duele la patria, al ver el accionar conjunto de los poderes Ejecutivo y Legislativo, con el silencio cómplice del Poder Judicial.
Que importante sería que los dirigentes políticos que asuman en diciembre de 2023, cualquiera que sea, generen un "Cuerpo de Personas Independientes", con miembros que sean notorios por su actividad, su honestidad y su don de buena gente. Y que ellos, junto con el Departamento de Seguridad Nacional, investiguen a cada ciudadano que haya cumplido en los últimos veinte años alguna función pública, en la actividad política o la policial, para así analizar sus acciones, el origen de sus riquezas y toda otra acción que perjudica a la patria o al pueblo.
En dicha investigación deberán demostrar que hicieron lo que dijeron cuando aceptaron la responsabilidad de la administración de los bienes del pueblo, ya que juraron "Por la Patria" y "Si así no lo hiciere, que Dios y el Pueblo me lo demanden".
El pueblo está representado por la justicia y los ciudadanos que integran el Poder Judicial, quienes deberán estar a la altura de las circunstancias. Y la "altura de las circunstancias" significa: crisis institucional y moral, corrupción, inseguridad,… todo aquello en lo que estamos inmersos el pueblo y -por ende- la patria. Que Dios y la patria "os lo demanden" a los miembros del Poder Judicial por su permisibilidad. Pero, como siempre digo… Me duele la patria.
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