La inteligencia artificial está con nosotros desde hace décadas. La heladera que se apaga automáticamente cuando alcanza la temperatura deseada, el depósito del baño que corta el agua cuando está lleno o el ascensor que se detiene al llegar al piso indicado son todos ejemplos de una rudimentaria forma de inteligencia.
Pero en los últimos meses la inteligencia artificial parece haber alcanzado extremos que creíamos reservados a la inteligencia humana. Los actuales algoritmos de inteligencia artificial son capaces de componer música, pintar cuadros y escribir cuentos, poemas y ensayos. ¿Cuán inteligente es una inteligencia artificial?
La forma más simple de contestar esta pregunta es "depende de lo que entendamos por inteligente". Pero, para evitar esta salida fácil, podemos aplicar el criterio del matemático inglés Alan Turing, uno de los primeros en analizar este problema científicamente: una inteligencia artificial puede hacer cosas que, en otro contexto, tomaríamos por inteligentes.
Mirá tambiénUn bioingeniero santafesino fue premiado por su trabajo en
Inteligencia ArtificialHasta el estreno, en 2014, de la película sobre su vida ("Código enigma", dirigida por Morten Tyldum y con Benedict Cumberbatch en el papel protagónico), Turing era un desconocido para el gran público. Sin embargo, es uno de los matemáticos más brillantes del siglo XX y padre de la computación moderna. Además, hizo una contribución decisiva a la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial al descifrar el código secreto de los alemanes lo que, según algunos expertos, acortó la guerra entre dos y cuatro años salvando millones de vidas.
En 1950 la revista británica Mind publicó un artículo de Turing, titulado "Máquinas computadoras e inteligencia", el que, básicamente, analizaba la cuestión de si una máquina puede pensar o no. Turing discute distintos aspectos del problema y propone un método para resolver la cuestión: el juego de imitación. En la versión tradicional de este juego participan tres personas: un hombre, una mujer y un preguntador que puede ser indistintamente hombre o mujer.
El preguntador se encierra en una habitación y dialoga con los otros dos participantes, no directamente sino a través de un mensajero que lleva y trae las preguntas y respuestas. A partir de las respuestas recibidas, el preguntador debe deducir cuál de sus interlocutores es la mujer. Se entiende que la mujer será lo más sincera posible en sus respuestas para ayudar al preguntador mientras que el hombre tratará de contestar como se supone que lo haría una mujer para engañar al preguntador.
En la versión de Turing del juego (ahora conocida como Test de Turing) el hombre o la mujer son reemplazados por una computadora provista con un programa suficientemente complejo como para sostener una conversación con un interlocutor humano y contestar las preguntas como lo haría una persona. En términos actuales: una inteligencia artificial. ¿Podrá ahora el preguntador saber cuál de sus interlocutores es la máquina?
Según el criterio de Turing, si la máquina es capaz de engañar al preguntador y hacerle creer que es una persona en un porcentaje significativo de las veces, entonces se dice que ha pasado el test de Turing y ha demostrado ser capaz de mostrar un comportamiento inteligente indistinguible del de un ser humano.
Lo interesante de este planteo es que quita del medio los aspectos emocionales del problema. Cuestiones tales como si una máquina puede enojarse, enamorarse o estar triste son irrelevantes para Turing porque una persona puede mostrarse enojada, enamorada o triste y, sin embargo, estar fingiendo. De modo que eso no distingue realmente a las personas de las máquinas. Para Turing, decimos que una máquina piensa si nos convence de que lo está haciendo.
Podemos imaginar distintas estrategias del preguntador para desenmascarar a la inteligencia artificial. Turing mismo propuso en su artículo de Mind pedirle que escriba un poema. Aunque las inteligencias artificiales actuales son capaces de cumplir con un pedido así, una salida más fácil sería admitir su incapacidad para la poesía, como podría hacerlo una persona.
Otra estrategia para el preguntador sería pedir a sus interlocutores que resuelvan cálculos matemáticos. Podemos suponer que una computadora resolverá correctamente todos los cálculos mientras que una persona tarde o temprano cometerá un error. Sin embargo sería muy simple incluir en la programación de la inteligencia artificial instrucciones que le hagan cometer algunos errores en forma aleatoria.
Supongamos que un maestro de escuela pide a sus alumnos que escriban una composición sobre la vaca. Supongamos también que, mientras la mayoría de los alumnos cumplirán honestamente con la tarea, otros se la encomendarán a alguna inteligencia artificial. A la hora de corregir la tarea, ¿puede el profesor distinguir las composiciones de sus alumnos de las de la inteligencia artificial? Si la respuesta es "no", tendremos que admitir, siguiendo a Turing, que la inteligencia artificial es por lo menos tan inteligente como un alumno de escuela primaria. De hecho, uno de los párrafos de este artículo fue escrito por una inteligencia artificial. ¿Podrá el lector identificar cuál es ese párrafo?
(*) Docente y divulgador científico.
Datos biográficos
Alan Mathison Turing nació el 3 de junio de 1912 en Maida Vale, un distrito residencial que abarca la parte septentrional de Paddington, en el oeste de Londres, Inglaterra. Hijo de Julius Mathison Turing y Ethel Sara Stoney, fue un matemático, lógico, informático teórico, criptógrafo, filósofo y biólogo teórico de enorme capacidad y predicamento póstumo. Es considerado como uno de los padres de la ciencia de la computación y precursor de la informática moderna, puesto que -entre otras cosas- proporcionó una formalización influyente de los conceptos de algoritmo y computación: la máquina de Turing. Formuló su propia versión que hoy es ampliamente aceptada como la tesis de Church-Turing (1936). Falleció poco antes de cumplir 42 años, el 7 de junio de 1954, en la localidad inglesa de Wilmslow, condado de Cheshire. Sufrió envenenamiento con cianuro, al parecer después de haber comido una manzana envenenada que no llegó a ingerir por completo, en un contexto que se estimó oficialmente como suicidio.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.