Existe en la sociedad argentina una arraigada nostalgia colectiva cuando se habla de las Islas Malvinas y de la guerra de 1982 en el Atlántico Sudoccidental. Las heridas han calado en lo más profundo de un pueblo que fue anestesiado durante el transcurso de la contienda bélica mediante la adulteración de la información.
La necesidad de legitimación de un gobierno inconstitucional hizo embarcar a un país de la periferia en una guerra contra una potencia central. Muchos jóvenes de dieciocho años, que habían padecido el infortunio de que el azar los condenara a realizar el servicio militar obligatorio, jamás regresaron a sus hogares.
Algunos ni siquiera tuvieron tiempo para despedirse de sus seres queridos antes de partir hacia el infierno de una guerra. Y varios, lamentablemente, dejaron sus vidas en las islas del Atlántico Sur. Otros lograron regresar a sus hogares, pero llevan consigo las tortuosas imágenes de aquella pesadilla real.
En sus conciencias los recuerdos no respetan fechas fijadas por el calendario oficial. Las carencias y crueldades vividas los fríos días de aquel otoño gris, se conservan en sus cuerpos los trescientos sesenta y cinco días de cada año. Sus sentimientos no se toman vacaciones, siguen presentes y vigentes, pese al transcurso del tiempo.
Este trabajo pretende aportar una visión global, crítica y humanitaria del conflicto que más huellas ha dejado en el corazón del pueblo argentino. A lo largo de estas páginas, los lectores se encontrarán con un análisis multidimensional de un triste episodio que muchos desearían olvidar.
Hoy, el tiempo transcurrido, nos permite evaluar con mayor objetividad y elementos, lo acontecido en las frías islas sudamericanas. Es posible que, en el interior de este libro, muchos hallen respuestas a preguntas que mantuvieron vivas es sus cerebros y en sus corazones durante mucho tiempo.
Y al finalizar el viaje crítico y reflexivo por este libro, probablemente quienes naveguen sus páginas, apreciarán la estrecha relación existente entre política interna y política exterior, comprenderán la importancia geopolítica y el valor emocional de las islas, conocerán los argumentos utilizados por la República Argentina y el Reino Unido para justificar sus reclamos de soberanía sobre esa porción territorial y la política exterior implementada por los diversos gobiernos constitucionales argentinos –post dictadura militar– respecto a Malvinas.
Pero el análisis aquí vertido, posee mayor profundidad, por tanto, quienes se sumerjan en él, también podrán conocer el trasfondo del conflicto bélico, el tratamiento del tema en las organizaciones internacionales, la función de la Defensa en la democracia argentina, los indicadores de seguridad hemisférica y el nuevo rol asignado a las Fuerzas Armadas en la Argentina. Todo esto se enriquece y complementa con una entrevista a Alicia Reynoso, una enfermera militar de la Fuerza Aérea, Veterana de la Guerra de Malvinas (VGM), que relata con dolor que impregna cada palabra, cómo curó y cómo cuidó a los soldados heridos que venían del teatro de operaciones, y la lucha contra el olvido que mantienen las mujeres argentinas que participaron de la guerra de 1982. También, Daniel Grión –excombatiente argentino–, con total valentía y pese al dolor de los recuerdos que habitan su alma, aportó un valioso y conmovedor testimonio sobre lo que vivió en el territorio de las islas y lo que implica un choque armado en la psiquis de un ser humano. Daniel, también expresa con suma congoja, la indiferencia con la que el pueblo argentino recibió a sus soldados, tras la rendición, el 14 de junio de 1982.
Pero, además, esta obra cuenta con el aporte intelectual del embajador José Octavio Bordón, quien muy gentilmente decidió cooperar con este autor en 2007y renovó su confianza en 2019, aportando elementos cruciales para entender aquel trágico momento. Sin dudas, el rigor académico y la trayectoria política y diplomática de un prestigioso y reconocido intelectual como Bordón, constituyen un verdadero valor agregado para el análisis del tema objeto de estudio.
En lo personal, recuerdo un episodio vinculado a Malvinas, que viví en el año 2011, cuando visité el Museo de la Guerra Imperial, en Londres. En este museo militar británico, se exhiben archivos, fotografías, material cinematográfico, grabaciones de historia oral, una amplia biblioteca, aviones militares y otros vehículos. Hay un espacio especial destinado a la guerra de Malvinas, en la sección "Conflictos post Segunda Guerra Mundial". Mientras se reproducía un video que mostraba a los soldados argentinos caminando en fila, tras producirse la rendición de Mario Benjamín Menéndez ante el General Jeremy Moore en las islas, un inglés que observaba las imágenes a mi lado, comenzó a reírse jocosamente del caminar de los soldados y expresaba en voz alta –para que otros lo escucharan–, que no entendía cómo la Argentina había imaginado ganar la guerra con esas fuerzas militares inexpertas. La risa irónica me afectó en lo más profundo y reconozco que no pude contener mis emociones. Lo miré y le dije: "Disculpe señor, soy argentino, y esos soldados son héroes de mi Patria y merecen respeto en la Argentina y en todo el mundo. Ellos fueron enviados a una guerra, por un gobierno de facto nefasto que usó una causa justa para lograr un poco de legitimidad interna". El inglés, enmudeció, borró la sonrisa socarrona de su rostro, pidió disculpas y expresó su respeto a los soldados argentinos. Este episodio no hace sino confirmar que las heridas siguen abiertas y que la Cuestión Malvinas, está muy lejos de ser un hecho de baja intensidad, en términos emocionales.
Ahora bien, a los efectos de una mejor interpretación, es importante que quienes recorran estas páginas sepan, que toda guerra es consecuencia de una decisión política. Las Fuerzas Armadas constituyen el instrumento técnico para cumplir con esas disposiciones políticas, pero las decisiones de ejecución no les competen. El hecho de que en la Argentina los dirigentes políticos que resolvieron ir a la guerra por las islas del Atlántico Sur, hayan sido militares, no significa que haya sido una decisión militar, sino una decisión política adoptada por militares que actuaban como dirigentes políticos en ese momento histórico, tras haber usurpado el poder con un golpe de Estado. Estimo pertinente hacer esta salvedad para no caer en errores conceptuales que pueden llevar a equívocas conclusiones. Es preciso señalar también, el recambio generacional ocurrido desde la guerra de Malvinas hasta hoy, en las Fuerzas Armadas, para evitar generalizaciones extremistas y prejuicios que pesan todavía sobre la institución castrense, por el período de la última dictadura militar y la aventura castrense sobre Malvinas. Afortunadamente, mis desavenencias con los militares que gobernaron ilegalmente la Argentina en aquellos días, no me impiden reconocer la evolución de las Fuerzas Armadas y su gradual subordinación al poder civil.
Es menester tener presente en todo momento, para evitar formular opiniones carentes de tolerancia, que son las personas y no las instituciones, las que desfiguran el fin para el cual éstas fueron creadas. Al respecto, considero que el mea culpa realizado por las Fuerzas Armadas varios años después de aquella violenta época, es un claro gesto de la evolución de esta institución que merece ser destacado. Pero también reconozco que ese gesto quizás no sea suficiente para calmar el dolor de quienes fueron víctimas directas o indirectas de las atrocidades cometidas en el plano interno, o de quienes debieron exponer sus vidas por una irracional decisión de recuperar las Islas Malvinas por la fuerza.
A mí sólo me pertenece el dolor por lo ocurrido, el deber de poner en relieve la verdad, y el honor de poder reconocer, con este libro, el valor de quienes ofrendaron o arriesgaron sus vidas por la República Argentina, legítimo dueño de los archipiélagos del Atlántico Sur.
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