Cuando Javier Milei define (¿Eso es sustantivar o adjetivar?, bah, es el uso el que confirma: insultar) y aparecen los "viejos meados", "la casta", "los mandriles", está -sin dudas- reformulando un lenguaje o mejor, usándolo según los modos, usos y costumbres de este siglo, estos años, esta sociedad… esta transformación cultural. La duda está: ¿Inventó o aprovechó lo inventado o inventándose y se subió a la ola?
No es solo suya la alteración de lo concebido que se modificó (y se presenta distinto forever), no es posible por uso de los dedos y el cronómetro para la continuidad de mensajes en las redes, imposible uno solo, pero sus "manejadores" de cuentas en la sensual virtualidad donde tan eficaz se lo advierte, y su "piecita de atrás" o consejeros cercanísimos, navegan solos en la adaptación de los vivos al país de los virtuales.
Lo hacen muy bien. Los ayuda la soledad. No hay opositores. No hay replicantes.
Milei sonríe. Lo niegan los que, como yo, son/somos actores, participamos de un mundo en retirada por simples cuestiones biológicas. El cerebro de muchos de mis contemporáneos colapsó. En la levedad del resto a vivir solo reconocen aquello que fue. La vida diaria oferta otra mirada. Milei es tan real, desde su mundo de redes, que asombra que en lo virtual se cocine en el pan nuestro de cada día… ¡y lo comamos!
Vamos de nuevo. Esto es: comer, dormir, ganarse el sustento va por acá. Contestar en las redes por allá. Hay un punto en común: lo simbólico. Es ese sitio, el de los símbolos, donde se está escapando un camello por la puerta abierta, y quieren cerrarla y ponerle eso: cerradura. Ni hablemos de agujas. No se puede.
La muerte de la mamá de Jaimito
Debo "referenciar" aunque es tan obvio… El viejo chiste de la maestra que pregunta "¿Qué es La Patria?" y Jaimito responde: "La Patria es mi madre, señorita". Al siguiente alumno le repite la pregunta y el pibe contesta: "La Patria es la mamá de Jaimito". ¿Cuál es el concepto de Patria? Refiere a Nación… Remite a Bandera, Escudo, Constitución, Leyes…
Solo dudas, donde no deberían existir. Son temas que contienen un absoluto indescifrable e indiviso. Julia Prilutsky Farny en un poema resuelve: donde nunca se está del todo solo y se quiere tener un hijo… está la patria. La cita es aproximada, no necesita mas aclaración que el refugio: "nunca se está del todo solo" y la referencia a trascender, el legado, la sangre, el hijo. Perdón, pido disculpas, creo que es necesario el poema de Julia. Textual. Es este:
"Se nace en cualquier parte. Es el misterio,-es el primer misterio inapelable- pero se ama a una tierra como propia, y se quiere volver a sus entrañas. Allí donde partir es imposible, donde permanecer es necesario, donde el barro es más fuerte que el deseo de seguir caminando. Donde las manos caen bruscamente y estar arrodillado es el descanso, donde se mira al cielo con soberbia desesperada y áspera, donde nunca se está del todo solo, donde cualquier umbral es la morada. Donde se quiere arar y dar un hijo y se quiere morir, está la patria".
¿La mamá de Jaimito o la mamá de Javier… son La Patria? Vetusto. Anacrónico. Vencido. Desaparecido. El concepto de Patria me interpela desde el poema que no es más que eso: un poema. ¿Cuál es la Patria de Milei… o no tiene Patria… como símbolo? Hum, por ahí va la cosa.
En todas partes y en ningún lugar
La universalidad del mundo virtual, su inmediatez tan… inmediata. Los diversos sitios, las múltiples acciones ocurriendo en tiempo real -enterándonos que eso es así y es así- quitan fantasía y ubican el final: somos una parte de un todo que se mueve igual, así quisiésemos aquietarlo o no, ahora lo sabemos.
Es posible en este ámbito tan amplio, tan indefinido plantar una bandera, recuperar un gesto. Solo si es enseñado, si hay un legado, si hay un mandato. Advierto la soledad y desespero. ¿El escudo es más valioso que el grito de gol? El que volvió de Malvinas con la bandera como faja entre su pecho y el frío… ¿Qué traía?
Esto no tiene resolución razonada, en todo caso no se razona. No hay símbolos deliberativos o racionales; la pasión es el eje. Con ella lo que corresponde: el amor y el odio. A elegir. Nadie es vacío, nadie es afuera, no hay escondite. Es una batalla, la simbólica, que a todos nos da un lugar. A veces creemos que estamos fuera porque no es el fútbol o Malvinas lo que nos altera, pero aparece Israel o los Premios Oscar.
Algo hay en el oscuro fondo de nuestra irracionalidad que nos conjura y por un instante somos fuego. Definirnos es parte de lo que somos. Por eso el valor de lo simbólico es central a nuestras vidas. También a la vida de los que estaban y la duda: ¿Qué cambios habrá para los que vendrán?
El amor no se vota
Cuando Homero Manzi escribe "soy del partido de todos y con todos me la entiendo, pero váyanlo sabiendo, soy hombre de Leandro Alem" define un modo de pensar que es, básicamente, tomar partido. Lo presenta como algo natural, es parte nuestra. Cuando se sostiene "subordinación y valor"… tampoco se plantea discutir, alterar, disentir. En todo caso variables sobre un hecho: tomar partido. Cuando el inquisidor llega a los valores que definen la sociedad aparecen solamente El Bien y El Mal.
Cuando se intenta definir democracia y se llega a Demos y Cracia se vivisecciona el sentimiento que cada uno tiene, se trabaja sobre la pasión que nos guía. ¿La democracia es el voto popular? ¿Democracia es el mandato de las mayorías decidiendo para el total? ¿Es el tira y afloje de las minorías buscando un lugar? ¿Es igual esta actividad aquí que en Finlandia? (para dar un ejemplo helado).
Cuando llevaban un mate y un poncho de regalo -símbolo del territorio- definían la Patria con esas tejedoras (el poncho debía ser artesanal, de la mejor lana de vicuña, de la panza de las vicuñas, si se quiere ser feliz con el regalo) y la verdad no era ni bueno ni malo, era ocioso. Cuando llevaban la camiseta firmada de Maradona -antes- y la de Messi -ahora- es igual de inservible.
El punto de cruce es que llevaban regalos, símbolos, de sucesos anteriores, festejados por muchos. No había democracia había exaltación, reconocimiento, sumisión, misterio con cuestiones del ayer que parecían propias. Daban una idea del país y los afectos.
No hay democracia en los símbolos porque el símbolo de la democracia es una constante lucha con sus defectos, lacras y virtudes, que no termina de arreglarse y, finalmente, porque la democracia es un sistema de gobierno. No es un símbolo.
La alteración que oferta Milei es muy clara. Una motosierra no es una cuestión democrática -si hablamos de símbolos eso es visible- lo que asombra es que la máquina herramienta se aleja de Maradona, el Martín Fierro encuadernado y repujado, una talla de Pallarols en plata 900, no es un símbolo del ayer, de lo que sucedió sino de lo que, suponen, sucederá.
No preocupa que no sea democrática, aflige lo que en sustancia significa: una máquina herramienta simboliza un gobierno y, por esa razón, una propuesta de gobierno y por ese caminito el futuro de un país, más claro, de este, mi país… ¿Argentina votó motosierra?
Soy periodista, Traigo las preguntas, no tengo las respuestas.
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