Por Hugo Marcucci y Sebastián Mastropaolo (*)
Por Hugo Marcucci y Sebastián Mastropaolo (*)
La violencia y la inseguridad se han instalado en la ciudad de Santa Fe al menos desde hace dos décadas. Los principales indicadores, particularmente la tasa de homicidios, nos ponen en un triste lugar: ser una de las ciudades más violenta de Argentina. Igualmente preocupante es que el 30% de los homicidios se da en el marco de la economía ilegal y el crimen organizado. (**)
A pesar de tratarse de un problema que lleva años, lo novedoso es que el Estado, en todos sus niveles, parece haberse debilitado frente al tema. No sólo ha dejado de hacer, sino que incluso ha dejado de decir. Por eso, debe recuperar la capacidad de intervenir en la conversación pública sobre el asunto, restaurar la capacidad propositiva, la imaginación y la indispensable voluntad de querer resolver los problemas.
En el Estado local hemos visto que se desdibujó la idea y el rol que le ocupa en la prevención. Es fundamental recuperar plenamente la función de prevención por parte del municipio.
El Estado provincial, principal responsable del actual estado de situación, tampoco ha hecho su parte. En la administración del Gobernador Omar Perotti, los responsables por cuidar de la ciudadanía se mantuvieron inactivos respecto de la lucha contra los “grandes y pequeños delincuentes”. La policía desapareció de las calles, y así la violencia ganó poder y terreno.
El Estado Nacional prometió, una y otra vez, reforzar las tareas de prevención a través de fuerzas federales que nunca llegaron a la ciudad. Tampoco se sabe cuándo llegarán, en qué cantidad ni con quiénes van a articular sus operaciones, si con un gobierno provincial extraviado o un gobierno local que demoró en involucrarse.
En este contexto complejo, el miedo se ha instalado en la ciudad, haciendo que las personas se vean obligadas a modificar sus conductas y su estilo de vida, a realizar prácticas que no estaban acostumbrados -como incurrir en gastos y tomar medidas de prevención que deberían estar en cabeza del Estado-, y dejar de lado actividades cotidianas que siempre formaron parte de sus rutinas, como disfrutar de los espacios públicos, caminar por la calle con tranquilidad, y entrar el auto al garaje durante la noche sin temer que esto se convierta en una odisea.
La injusticia de la situación para quienes vivimos en la ciudad resulta evidente. Hemos pasado de ser la Ciudad Cordial a una ciudad en la que se vive con miedo.
La seguridad requiere de un abordaje urgente y, para ello, se necesita capacidad técnica y decisión política. Hay que tener conocimiento técnico y estar dispuesto a tomar las medidas necesarias para encontrar las soluciones y de parte de todos cooperar y aportar constructivamente: esta es nuestra voluntad para construir una visión compartida de Ciudad Segura. El programa que proponemos se sustenta en seis pilares:
Planificación: se trata de pensar estrategias, producir información propia y objetiva, coordinar los recursos locales, provinciales y nacionales para trabajar en prevención desplegando las fuerzas en cuadrantes con los recursos económicos, humanos y tecnológicos suficientes.
Gestión de la Información: insistimos en la necesidad de poner en marcha el Observatorio de Seguridad por parte del Ejecutivo Municipal para que las decisiones en materia de prevención y seguridad se tomen a partir del conocimiento e información producida en base a datos rigurosos, exhaustivos, completos y comparables.
Profesionalización: planteamos la profesionalización de los agentes de prevención y seguridad a través de la cual se garantice tanto la formación inicial como la capacitación permanente de todo el personal.
Tecnología: debemos estar a la vanguardia en la incorporación de elementos que contribuyen a mejorar la calidad de vida de quienes habitamos la ciudad. Por eso proponemos implementar Ojos en Alerta que funciona a costo cero; Columnas inteligentes ubicadas en lugares estratégicos y Pórticos inteligentes en los ingresos de la cuidad, entre otros recursos.
Territorialidad: para comprender y actuar sobre las especificidades del delito y la violencia se requiere presencia constante en el territorio. Promovemos acciones preventivas de la GSI y reuniones de seguridad con los vecinos para fijar objetivos concretos que puedan ser evaluados en la reunión siguiente. Proponemos además el trabajo de la policía de la provincia y de las fuerzas federales, a través de una acción articulada basada en el análisis de datos que puede aportar el municipio. También volver a aplicar aquellas medidas exitosas como “Barrios Seguros”, con las cuales se bajaron drásticamente los índices delictivos en nuestro barrio de Alto Verde, reconocido por los propios habitantes del lugar.
Participación ciudadana: Apostamos a la capacidad de trabajar en conjunto con el vecino sumando diálogo permanente en la construcción de soluciones para la ciudad. Por ello llevamos nuestra propuesta a la comunidad, con vocación de darlas a conocer, debatirlas y mejorarlas. Que el vecino, como operador del sistema, que pueda expresarse junto al intendente en la designación de los Jefes de Policía de la jurisdicción.
En este contexto presentamos la propuesta“+Seguridad para Santa Fe”, para que las estrategias de prevención y seguridad, que estudiamos con especialistas en la materia y las experiencias de otras ciudades (San Miguel, Mendoza, Sunchales, Paraná), se conviertan en políticas públicas que perduren en el tiempo.
Más que nunca el norte de la política en Santa Fe debe ser garantizar el derecho a vivir en paz, seguros y con esperanza. Es clave no abandonar el camino de la construcción colectiva de una ciudad segura, en la que se pueda vivir sin miedo, en una ciudad, otra vez, cordial.
(*) Concejales de la ciudad de Santa Fe por el interbloque Juntos por el Cambio.
(**) Observatorio de Seguridad Pública. Ministerio de Seguridad, Secretaría de Política y Gestión de la Información.