La noche de cuartos de final, que prometía emociones y buen juego, se vio completamente opacada por los lamentables incidentes ocurridos en los dos encuentros disputados en Santa Fe.
Lo que debía ser una jornada de definiciones apasionantes en la Copa "Túnel Subfluvial" terminó en un capítulo violento. Pistoleros y sabaleros se clasificaron a una nueva instancia.
La noche de cuartos de final, que prometía emociones y buen juego, se vio completamente opacada por los lamentables incidentes ocurridos en los dos encuentros disputados en Santa Fe.
En el estadio de Ciudadela, con arbitraje de Daniel Zamora, Sportivo Urquiza venció 2 a 1 a Gimnasia, pero no le alcanzó para revertir la serie y quedó eliminado en el global. El encuentro terminó con altercados entre jugadores y disturbios en las tribunas, aunque pudo concluir reglamentariamente.
El panorama no fue distinto en el otro cruce, donde Colón estaba ganando 2 a 0 ante Instituto de Paraná en la cancha de Ciclón Racing cuando el partido debió ser suspendido por enfrentamientos entre las parcialidades, muy poca gente se instaló en las tribunas.
La falta de previsión en el operativo de seguridad expuso un serio problema para el fútbol regional, con un escenario que se tornó complicado.
Ambos episodios reflejan una preocupante realidad que sigue latente en el fútbol argentino en general y en los torneos regionales: la violencia en las canchas sigue siendo un problema a resolver.
El primer partido de la jornada se disputó en Ciudadela, donde Sportivo Urquiza llegaba con la difícil misión de dar vuelta la serie ante Gimnasia. En la ida, el equipo pistolero había ganado 2 a 0, por lo que Sportivo necesitaba al menos dos goles para forzar los penales y tres para clasificarse directamente.
El equipo visitante salió con todo y rápidamente logró ponerse en partido gracias a un doblete de Ángel López, que puso el 2-0 e igualó la serie en el global. La presión, el empuje de los pocos hinchas y el planteo ofensivo de Sportivo generaban la sensación de que la remontada era posible, pero Gimnasia reaccionó a tiempo y logró descontar con un gol clave de Exequiel Panizza.
Con el 2-1 a favor de Sportivo, pero con un 3-2 global que favorecía a Gimnasia, el encuentro entró en una etapa de tensión. Sobre el final, una infracción dentro del área generó una protesta masiva de los jugadores de Sportivo Urquiza, quienes reclamaban penal.
La decisión arbitral de no sancionar la falta desató la furia del equipo visitante, lo que derivó en empujones, insultos y una gresca entre los jugadores de ambos equipos.
El caos se trasladó a las tribunas, donde algunos hinchas, pocos por cierto, se enfrentaron entre sí, mientras que otros intentaron ingresar al campo de juego. La intervención policial evitó que los incidentes pasaran a mayores, pero el clima de violencia ya se había instalado.
A pesar de todo, el árbitro logró concluir el partido y decretar la clasificación de Gimnasia a semifinales, en medio de un clima tenso y de profundo descontento por parte de Sportivo Urquiza.
Si el primer partido en Ciudadela había sido caliente, lo que ocurrió en la cancha de Ciclón Racing fue similar. Allí, con Guido Vázquez como juez principal, Colón llegaba con la tranquilidad de haber ganado 5-2 en la ida ante Instituto de Paraná y solo necesitaba administrar la ventaja para sellar su pase a las semifinales.
El equipo sabalero demostró desde el arranque que no iba a especular con el resultado y rápidamente impuso su jerarquía. Con dos goles de Iván Ojeda, Colón se puso 2-0 y liquidó la serie con un global de 7-2, dejando sin chances a Instituto.
Sin embargo, el fútbol pasó a un segundo plano cuando, en las tribunas, los hinchas de ambos equipos comenzaron a protagonizar enfrentamientos sin sentido. El error organizativo de haber ubicado a ambas parcialidades en el mismo sector generó un clima de tensión que, con el correr de los minutos, se transformó en incidentes.
Los incidentes fueron escalando, con golpes, corridas y agresiones entre hinchas. La seguridad no fue suficiente, no pudo contener el conflicto, lo que obligó a la suspensión del partido.
El árbitro, en conjunto con las autoridades presentes, tomó la decisión de dar por finalizado el encuentro ante la imposibilidad de garantizar la integridad de los jugadores y del público. Si bien Colón tenía asegurada su clasificación, la imagen que dejó el cierre del partido fue lamentable y expuso la falta de control para estos partidos.
A pesar de los incidentes, la Copa "Túnel Subfluvial" continúa su marcha. Este miércoles se jugarán los dos partidos restantes de cuartos de final, donde Patronato y Neuquén definirán al único representante de Paraná que seguirá en competencia, mientras que más tarde se enfrentarán Ciclón Racing y Unión en el estadio Mauricio Martínez.
Con los resultados que ya se conocen, la Liga Santafesina de Fútbol tiene garantizado al menos un finalista en el certamen de la "Dos Orillas", un dato relevante en lo deportivo, pero queda la preocupación que generó el clima de violencia vivido en los cuartos de final.
La Copa "Túnel Subfluvial", que debía ser una celebración del fútbol regional, quedó en deuda por los hechos de violencia que empañaron la jornada del martes. Ahora, la pregunta es inevitable: ¿qué medidas tomarán las autoridades para evitar que estas situaciones se repitan en lo que resta del torneo?
El fútbol santafesino y entrerriano merecen un torneo donde la pasión no se transforme en violencia y donde el espectáculo no se vea opacado por la inseguridad. La pelota seguirá rodando, pero el mensaje de lo ocurrido en los cuartos de final es claro: hay un problema serio que necesita ser atendido antes de que sea demasiado tarde.
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