La importancia de la alimentación y el rol de los clubes en el fútbol infantil
La falta de una nutrición adecuada no solo afecta su rendimiento dentro del campo de juego, sino que también incide en su desarrollo físico, su concentración en la escuela y su bienestar general. Llegó la hora de actuar.
Se viene el juego oficial. Los clubes de la Liga Santafesina reciben a miles de niños cada día. En un buen momento para analizar la situación de cada uno. Créditos: Flavio Raina
El fútbol infantil e inferiores es mucho más que un deporte. Es una escuela de vida, un espacio de formación en el que los niños aprenden valores como la disciplina, el compañerismo y la superación personal. Pero para que los pequeños puedan disfrutar plenamente de su actividad deportiva, es fundamental que estén bien alimentados y cuidados.
La falta de una nutrición adecuada no solo afecta su rendimiento dentro del campo de juego, sino que también incide en su desarrollo físico, su concentración en la escuela y su bienestar general.
A poco más de un mes del inicio oficial de los torneos de divisiones infantiles, inferiores menores e inferiores mayores en la Liga Santafesina de Fútbol,los profesores y técnicos de cada categoría deberán prestar especial atención a la situación de cada uno de los chicos.
Más allá de los aspectos futbolísticos, es crucial asegurarse de que los jugadores lleguen a los entrenamientos en condiciones óptimas, tanto desde el punto de vista físico como emocional.
Los entrenadores o profes
El club es un segundo hogar para muchos chicos y chicas, y en algunos casos, el único lugar donde pueden encontrar contención y apoyo.
Los entrenadores y profesores, al verlos casi a diario, tienen la oportunidad de detectar señales de alerta que pueden pasar desapercibidas en otros ámbitos. Un niño con falta de energía, desganado o con dificultades para seguir el ritmo del entrenamiento podría estar enfrentando problemas de alimentación en su hogar.
Por eso, es clave que los cuerpos técnicos tengan un rol activo en la detección de estas situaciones. Un buen punto de partida es el diálogo. Hablar con los chicos, preguntarles cómo están, si han comido antes de entrenar, si se sienten bien. A veces, el simple hecho de escuchar puede marcar una diferencia enorme.
En algunos casos, será necesario un diálogo más personalizado y sin exponerlo ante otros compañeros. Hay niños que, por timidez o vergüenza, no expresan sus necesidades en un grupo. Allí es donde los entrenadores deben estar atentos a cada detalle, buscando generar confianza para que los chicos puedan hablar sin miedo.
Si bien el objetivo principal del fútbol infantil es la formación deportiva, el club tiene un papel fundamental en la educación y el desarrollo de los niños. No se trata solo de entrenar y competir, sino de generar un entorno saludable donde los chicos puedan crecer con seguridad y bienestar.
En este sentido, los clubes deben asumir un compromiso social. Si se detectan casos de niños que llegan sin haber comido o con problemas en su hogar, es importante buscar soluciones. Existen diferentes maneras de colaborar, desde la gestión de meriendas o viandas para los jugadores hasta la coordinación con organismos sociales que puedan brindar asistencia.
Los entrenadores y dirigentes no tienen que resolver todo por sí solos. Si en algún momento sienten que la situación supera sus posibilidades, deben acudir a las redes de apoyo disponibles, ya sea en la comunidad o a través de instituciones especializadas. Lo importante es que ningún niño quede sin la atención que necesita.
Un llamado a la acción: estar atentos y actuar a tiempo
Cada niño que pisa una cancha de fútbol llega con su propia historia. Algunos lo hacen con una sonrisa y llenos de energía, pero otros pueden traer consigo dificultades que afectan su desempeño y bienestar. Escuchar, observar y actuar con empatía es la clave para que todos los chicos tengan la oportunidad de disfrutar de su infancia con plenitud.
El fútbol infantil debe ser un espacio de inclusión, donde el rendimiento deportivo no sea lo único que importe. Un niño que convierte un gol será feliz en ese momento, pero su verdadera felicidad dependerá de que su cuerpo y su mente estén en equilibrio.
Si los clubes, entrenadores y familias trabajan juntos, se puede garantizar que cada chico tenga no solo la oportunidad de jugar, sino también de crecer en un ambiente sano y seguro.
No dejemos de prestar atención a cada pequeño deportista. A veces, una simple charla o un gesto de apoyo pueden cambiarle la vida a un niño que solo necesita sentirse acompañado.
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