La construcción de un nuevo puente entre Santa Fe y Santo Tomé está sujeta a una serie de decisiones políticas y económicas que deberán empezar - más allá de los deseos de cada uno de los protagonistas de esta historia y sobreactuaciones forzadas en el contexto de la campaña electoral - por la inclusión de las partidas de dinero necesarias en el presupuesto nacional.
Esta es la primera tarea deberán realizarla los legisladores nacionales de la provincia de Santa Fe. Sin ella, no se puede avanzar por más que el presidente, los ministros de obras públicas, el gobernador y los intendentes quieran. Y para que las obras comiencen, el monto de dinero que deberá estar incorporado al presupuesto nacional debe ser más que simbólico. Muchas veces se incluyen cifras que ni siquiera alcanzan para afrontar gastos administrativos mínimos necesarios para poner en marcha la obra.
En el caso de la decisiva tarea de lobby que los legisladores nacionales deben realizar para que la obra se incluya en el presupuesto nacional no hay dudas. Todos se han comprometido a hacer lo necesario para que la obra sea incluida y de esa manera se empiecen a dar los primeros pasos para que el tránsito entre las dos ciudades no sea un calvario.
La construcción del puente Carretero se inició el 14 de julio de 1937 y finalizó el 14 de julio de 1939. Tiene 82 años de vida. Por entonces Santo Tomé tenía casi 3 mil habitantes y el automóvil no era un vehículo de uso masivo, lo que ocurrió en nuestro país a partir de la década del 60. Hoy Santo Tomé tiene cerca de 90 mil habitantes y es una de las 10 ciudades más pobladas de la provincia.
Construir un nuevo puente entre las dos ciudades fue una promesa que el entonces presidente Néstor Kirchner hizo en el Parque Industrial de Sauce Viejo en el marco de la campaña electoral de 2007 e iba a compensar la inversión de unos 130 millones de dólares que la provincia asumió con un crédito otorgado por el Banco Mundial para reformas del Estado y que se reconvirtió para que pueda ser destinado a obras de infraestructura, por decisión del entonces gobernador Jorge Obeid.
Desde entonces, pasaron ya más de 14 años y solo se firmó un convenio. Cada vez que se discute un presupuesto aparece el tema del puente Santa Fe – Santo Tomé como motivo de disputa entre el oficialismo y la oposición, y el gobierno provincial con el nacional; disputa que también se replica en otras obras de infraestructura necesarias como el puente Santa Fe – Paraná y la conversión en autovía de la ruta 11, entre las que encabezan la lista.
Este fin de semana visitó Santa Fe el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, quien ante la consulta fue muy claro: "Lo que hay es un proyecto ejecutivo terminado y seguramente en la negociación del presupuesto y en la previsión de como vengan las partidas presupuestarias podremos ir dándole más cuerpo a eso. Preferimos ser muy cautos porque es un proyecto presupuestario muy importante para lo cual tenemos que ver como lo podemos calzar con alguna fuente de financiación porque de lo contrario va a ser difícil".
Katopodis agregó un nuevo elemento, tan importante como los enumerados anteriormente, que es el del financimiento, ya que una inversión de esta magnitud tiene un costo, según cálculos preliminares que andan circulando, de un monto similar al que costó la conversión en autovía de la ruta 19.
Aunque hayan pasado tantos años de su realización, el camino por recorrer hasta la concreción de la obra es largo y sinuoso, lleno de trabas y demoras que requiere de paciencia y perseverancia, no de comportamientos voluntaristas alimentados de deseos y malas interpretaciones.