Rodrigo Pretto | [email protected]
La falta de agua producto de la profundización de la Niña ya se hace sentir en el departamento San Martín. Las sembradoras no entran a los lotes ante la falta de humedad en los suelos y el tiempo para implantar el cultivo comienza a reducirse. El promedio de lluvias es 80 milímetros por debajo de lo normal y, encima, los pronósticos no son alentadores para los próximos tres meses.
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La sequía se agrava cada vez más. La Niña comienza a afectar y recrudece su impacto en el agro. El trigo, considerando la época del año, es el cultivo que más padece la situación ante la falta de humedad en los perfiles y la imposibilidad del ingreso de sembradoras en los campos. El tiempo para su implantación comienza a reducirse y los pronósticos no son los mejores. Para el próximo trimestre se estima que las lluvias estarán muy por debajo de lo normal. Hoy, el departamento San Martín, se encuentra 80 milímetros por debajo de los promedios históricos. “Estamos ante una situación compleja para los productores. Estimamos que caerá entre un 10% y un 15% la superficie sembrada consecuencia de la falta de agua y los elevados costos. La situación preocupa”, le dijo Gustavo Almada, ingeniero agrónomo y jefe de la Extensión Rural INTA Carlos Pellegrini, a este medio.
Las escasas precipitaciones se arrastran desde abril. En aquel momento ya comenzaba a predecirse el escenario venidero. En todo mayo, en el departamento San Martín prácticamente no se registraron lluvias. Y de acuerdo a los registros actuales que lleva el INTA Carlos Pellegrini – que cuenta con datos de los últimos 80 años – los valores históricos se encuentran unos 80 milímetros por debajo de lo normal. Encima, las perspectivas trimestrales de junio-julio-agosto avizoran un panorama con mayor sequia aún. “El momento preocupa”, se alarman desde el sector.
Así, ante la falta de previsibilidad y la escases de humedad en los perfiles, productores ya comienzan a poner en duda la siembra de trigo para esta campaña.” Hace una semana hicimos una encuesta entre gente de la zona y el resultado fue que se sembrará menos superficie que la campaña pasada. Estimamos que caerá entre un 10% y un 15% como consecuencia de la falta de agua y los elevados costos”, adelantó Almada.
Actualmente, y ante el fenómeno de precipitaciones inferiores a lo normal, las napas han comenzado a descender. Hoy se encuentran en el orden de los cuatro metros, situación que ya no sirve como auxilio para los cultivos ante la falta de lluvias. Los parámetros para que, por ascenso por capilaridad sea efectiva, deberían encontrarse a dos metros de la superficie.
Y los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional no prevén un cambio demasiado brusco desde lo climatológico. A corto plazo estiman que no habrá precipitaciones, al menos durante 10 días. Y el escenario se replicará a largo plazo: en su balance trimestral, el acumulado será inferior a lo habitual.
El escenario tiene su variabilidad. En el departamento San Martin, de acuerdo a las recorridas realizadas por la Extensión Rural del INTA, entre el sur y el norte del distrito los diferenciales son de unos 150 milímetros acumulados considerando las lluvias registradas a lo largo de los meses de este 2022. Y la situación incide en el desarrollo de cultivos. “Los rendimientos de sojas y maíces fueron menores en el norte que en el sur. En promedio fueron de 35 quintales para oleaginosa y 100 quintales para el maíz, con lotes que estuvieron por encima de esos valores. Sin embargo, en Sastre, San Martín de las Escobas y Colonia Belgrano hubo campos muy afectados. Y ese contexto continúa por no haberse recargado los perfiles. Por eso algunos productores desistieron a sembrar trigo”.
En la misma línea, el ingeniero agrónomo explicó que existe un escenario particular. La implantación del cereal comienza entre el 20 y el 25 de mayo para los ciclos intermedios y largo – los ya sembrados -. Luego, la segunda etapa con ciclos más cortos, se implantan entre finales de junio y principios de julio. “Para los primeros de ellos hubo un empujón en aquellos lotes donde existía algo de humedad. El tema es en los que estaban secos. El productor esperó una lluvia y faltan precipitaciones. Entonces ante la falta de agua es difícil que se arriesguen a hacer este cultivo, porque si bien es alto el precio para el productor, también son muy costosos los costos de los insumos. Pensemos que una tonelada de urea estaba en u$s500 el año pasado y hoy se fue a u$s2000. Está todo dolarizado. Y si faltaba algo, los inconvenientes existentes con el gasoil también juegan su papel”.
Los promedios históricos para la región se establecen en los 980 milímetros anuales, según estudios del INTA Carlos Pellegrini. En 2020, con el invierno más seco de los últimos 80 años, se registraron 690. En este entonces, sólo cayeron 5 milímetros en mayo y recién volvió a registrarse una precipitación en el mes de agosto. Hoy, para llegar a los valores históricos, en la zona deberían llover al menos 500 milímetros en los próximos meses. “Si bien los de mayores lluvias para el centro oeste santafesino son los de noviembre, diciembre y enero, las predicciones no son las mejores. Deberíamos tener una muy buena primavera-verano. Pero no me animo a decir que esto será así”, adelantó Almada
La ausencia de precipitaciones, sumado a las heladas que este año se anticiparon más de la cuenta, impactaron en las pasturas ya que redujeron la capacidad de rebrote de las alfalfas – base de alimentación de los sistemas ganaderos extensivos a campos – una situación que como consecuencia trae una menor oferta forrajera. “En tambos ya deberían estar pastoreando las alfalfas que se sembraron este año, y hoy se observa un retraso ante la falta de agua. Lo mismo se ve en los verdeos. Ante esta merma, productores ganaderos deben echar mano al uso anticipado de reservas como silo de maíz o una mayor participación de rollos”, explicó el jefe de la Extensión Rural.
Y no todo queda ahí. También es fundamental analizar el escenario actual, ya que el precio de la leche y los concentrados se encuentran demasiado ajustados. “Es momento de estar con calculadora en mano, asignando lotes y haciendo cuentas respecto al planteo alimenticio de los tambos”, consideró.