Interés de la Unión Agrícola de Avellaneda despierta esperanza por la continuidad de 200 empleos en el norte santafesino
El propio presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker, reconoció a Mirador Provincial el acercamiento de la UAA y dio “instrucciones para que los recibamos a la brevedad”.
Se abrió una luz de esperanza para la continuidad de 200 fuentes laborales en Avellaneda -Dpto. General Obligado-, provenientes de las plantas que Vicentin tiene en esa localidad, las cuales se encuentran en serio riesgo por la crisis de la compañía. Tal como explicó este medio en noviembre pasado, la suerte de esos empleos se encuentra atada a las negociaciones que la agroexportadora desarrolle con el Banco Nación, a las que ahora se sumó la Unión Agrícola de Avellaneda (UAA), cuya intervención generaría un auspicioso cambio de escenario.
El interés de la UAA por ese polo productivo -que incluye una fábrica de etanol, una de alimentos balanceados, otra de biodiesel y espacios de almacenaje, entre otros componentes- podría ser la llave que destrabe un intríngulis en el que se mezclan diversos factores, que tiene de rehenes a 206 familias.
A diferencia del resto de los acreedores incluidos en el concurso de Vicentin, el Banco Nación tiene el carácter de “privilegiado”, lo que le permite venir cobrando parte de su crédito a través de una prenda sobre la facturación de la planta de etanol ubicada en Avellaneda. Se trata de un retorno por goteo, que durante 2021 significó menos del 1% de la deuda total.
Al no disponer de fondos para incorporarlos al proceso productivo, Vicentin viene denunciando problemas operativos que dificultan la continuidad de la planta. Si bien en noviembre le propuso a la entidad estatal un nuevo esquema de garantías, desde Buenos Aires lo rechazaron por considerar que con esa modalidad el crédito se cobraría “en más de 500 años”.
El tema se posicionó fuerte cuando el propio juez del concurso manifestó su preocupación, lo que parece razonable en función de la cercanía directa que tiene con el conflicto. Su despacho está a escasos kilómetros del “Nodo Norte” -como Vicentin llama al polo productivo-, que por otro lado es el origen de la tradicional compañía.
El posicionamiento de Lorenzini se hizo público cuando se conoció que las plantas del “Nodo Norte” no se encontraban dentro de los activos que interesaron a Asociación Cooperativas Argentinas (ACA), Molinos Agro y Viterra Argentina (ex Glencore), los inversores que aspiran a quedarse con la mayoría del paquete accionario de la agroexportadora.
¿Posible comprador?
La buena noticia que surgió en las últimas semanas fue que la UAA explicitó su interés por la fábrica de etanol. En lo formal, lo hizo a través del pedido de información elevado a la Mesa Técnica, una instancia propiciada por Lorenzini en el que tienen participación todos los actores centrales del expediente Vicentin. Amén de ello, autoridades de la cooperativa ya pidieron una reunión al presidente del Banco Nación, Eduardo Hecker, quien ya dio su aval para recibirlos.
“Nosotros queremos agregar valor a la producción”, confirmó una importante fuente de la UAA, entidad con fuerte peso en el norte santafesino, con 17 sucursales en cuatro provincias y más de 1,9 millones de toneladas de granos acopiados.
El propio Hecker, en diálogo con este medio, reconoció el acercamiento: “Me indicaron que la gente de la Unión Agrícola de Avellaneda pidió una reunión y di instrucciones para que los recibamos a la brevedad”, confirmó el funcionario.
Consultado por la situación del “Nodo Norte”, Hecker fue terminante al pedir “no invertir el orden de los problemas”, dando a entender que la agroexportadora pone al banco en un rol de victimario cuando es “un defraudado en el default de Vicentin”.
Fuentes del gremio aceitero con participación en el “Nodo Norte” manifestaron su satisfacción por el interés de la UAA, pero se mostraron cautelosos hasta tanto haya avances concretos.