Algo pocas veces visto, impensado, pero posible. La felicidad de que disfruten de su invento es tal, que invitó a los integrantes de la Colonia de Vacaciones a que disfruten del juego.
Una muestra de amor sin igual es la que un abuelo en la localidad de Chovet (departamento General López), le regaló a sus nietos. Con paciencia, tiempo y esfuerzo, fabricó con sus propias manos una montaña rusa como la de un parque de diversiones y la instaló en el patio de su casa para que Santino (4) y Catalina (6) puedan disfrutarla.
Pero no solo eso. Sus habilidades e ingenio llegaron aun más lejos y también inventó un trencito con vagones para los “pasajeros” (con un tractor corta césped como locomotora) y una calesita.
Quien está detrás de estas creaciones, es Roberto Curia, un reconocido empresario metalúrgico, dedicado a la fabricación de caños y sinfines en esa localidad de 2500 habitantes, ubicada a 286 kilómetros de la capital provincial. De hecho, la montaña rusa, fue creada dentro de sus galpones, con la colaboración de empleados y familiares.
El juego, tiene 140 metros de recorridos y en su parte más alta, alcanza los 7 metros de altura. Consta de dos carritos (uno para dos personas y otro individual), que soportan hasta 150 kilos de peso y puede ser aprovechada tanto por infancias como por adolescentes, siempre respetando las medidas de seguridad.
Este miércoles, aprovechando el cierre de temporada de la Colonia de Vacaciones de la comuna, Roberto y su esposa Liliana, invitaron a todos los integrantes a visitarlos y compartir con ellos este pequeño mundo puertas adentro. Según afirmaron los profesores, era una de las actividades más esperada por las infancias, por lo que también estuvo presente el presidente comunal, Sergio Busquet.
Consultado por El Litoral, Curia contó que el proyecto se inició en el 2018, en el interior de la fábrica. Allí se creó desde cero y se pudo terminar e inaugurar para el Día del Amigo, en el 2019.
“Lo primero que hice fueron los carros para los pasajeros y las curvas, para ver cómo se portaba. Fuimos probando con bolsas (en lugar de pasajeros) los pesajes. Y lo más complicado de todo fue doblar los caños (que hacen las veces de rieles)”, contó.
Todo, fue pensando y armado por Curia, desde el primero al último de los detalles. Los materiales, son los que se encuentran en su lugar de trabajo, como conductos de cereales y norias, elementos usados en el agro. Aclaró que la instaló entre plantas, para que la sensación de subirse “sea otra” y se “disfrute más” durante todo el trayecto.
En cuanto mantenimiento, es necesario la revisación periódica de rulemanes (20 por carro) y supervisar el correcto engrase de las cadenas. “En el barrio, los chicos ya me conocen y saben que tenemos el juego en el patio. Nunca vienen solos ni entran sin permiso. Se juntan en grupo, golpean y preguntan. Siempre que puedo los atiendo y les permito que disfruten, nunca es un problema eso”, valoró.