El Dr. Salvador Caputto es un hematólogo y oncólogo santafesino, quien está viviendo, con su experiencia, esta pandemia del coronavirus en los Estados Unidos, el país con mayor cantidad de muertes como consecuencia de Covid-19 y a su vez el epicentro mundial de los contagios (un tercio de todo el planeta).
Nacido en Santa Fe el 17 de Marzo de 1943, es actualmente Chairman del Comité de Educación Médica de Touro/ LCMC (Hospital en Nueva Orleans, Louisiana); Profesor Asociado Clínico de Medicina en la Universidad de Tulane, Nueva Orleans, Louisiana.
Su hoja de ruta se inició en la Escuela Bernardino Rivadavia de Santa Fe, el secundario en el Colegio Inmaculada Concepción, medicina en la Universidad Nacional de Córdoba y finalmente sus estudios con el conocimiento de posgrado en Boston University, Tulane University.
En el inicio de la charla con El Litoral aclara y repetirá el concepto varias veces: “No siendo un especialista en enfermedades infecciosas ni un epidemiólogo, mis comentarios deben ser tomados como el de un médico observador de lo que ha ocurrido y está ocurriendo durante la crisis de Covid-19”.
—¿En qué punto está hoy la pandemia allí en Estados Unidos?
—La epidemia en los Estados Unidos esta aún en una fase muy activa aunque, en algunas zonas se notan signos de freno del crecimiento , traducido en una disminución de casos que requieren hospitalización. Llevará algo más de tiempo para saber cuando en esas zonas la “curva” cambiara a una fase mas horizontal. Las medidas que se tomen posteriormente y el cumplimiento de ellas dictará el futuro comportamiento de tal curva.
—Siempre hablamos en deportes del famoso “diario del lunes”, con los hechos ya consumados. ¿Cómo evalúa las acciones del Gobierno de Estados Unidos y la Administración Trump?
—Yo pienso que, a nivel de la cúpula, han sido malas. Muy enfocado en el aspecto financiero y económico del país. Esto llevó a una demora substancial de las medidas que se debieron haber tomado como así también de una falta de uniformidad con respecto al territorio del país. El desarrollo de un plan nacional ha estado muy influenciado por el aspecto político.
—En el inicio de esta crisis, Trump fue dejando el tema a consideración de cada uno de los Estados...
—Es que no se puede ignorar la profunda independencia con que funcionan los Estados del país, como así también la influencia política que tiene el presidente sobre los gobernantes a nivel de los Estados; sobre todo los que pertenecen al mismo partido, en este caso Republicanos.
—Se supone que, más allá de las plataformas de gobierno e ideologías, está la impronta personal del líder...
—La forma de gobernar del Presidente Trump, cierta mano dura mezclada con una falta de liderazgo y la falta de atención a las ciencias médicas han sido obvias. En esta situación, fue ardua la tarea de los directivos encargados del manejo de las medidas sanitarias del país, principalmente para el “Center for Disease Control” (CDC), que es una institución líder en el mundo en el área sanitaria.
—Entonces, deduzco, que la economía americana “cruje” menos.
—En el aspecto económico, de gran importancia para la población, gracias a la presión ejercida sobre los legisladores de ambos partidos, se llegó a un acuerdo que balancea el apoyo a la industria y comercio con la asistencia monetaria directa a la población. Esto, y el hecho de ser un país inmensamente rico, permitió que se llegara a tal asistencia en forma relativamente rápida.
—¿Cuál es la particularidad del Estado de Louisiana donde está radicado usted allí en USA?
—Enfocando en la acción del Gobernador de Louisiana, como así también del Mayor (Intendente) de Nueva Orleans, opino que el manejo de la lucha ha sido adecuada y relativamente efectiva, considerando el gran número de casos de infectados con Covid-19.
La zona de Nueva Orleans y el Estado de Louisiana ha sido, proporcionalmente al número de habitantes, una de las más afectadas de los Estados Unidos.
—¿Cómo es el comportamiento del ciudadano americano allí?
—En particular, el Parish de St John the Baptist —que sería un equivalente a un Departamento Provincial nuestro— ha tenido el número más alto de muertes secundarias a Covid-19 de los Estados Unidos, según se reportó.
—¿Hubo algún “disparador” puntual para llegar a éso?
—Es bastante probable que la concentración de gente durante los festejos del Carnaval (“Mardi Grass”), lo que es muy popular en Nueva Orleans, haya creado una situación muy propicia para la propagación del virus. Digamos un “perfect storm”: semanas después de las celebraciones se manifestó en un número muy elevado de casos. En líneas generales, la población de esta zona, con pocas excepciones, respeta las reglas, como “quedarse en su casa”, el distanciamiento de las personas a casi dos metros, lavarse frecuentemente las manos, no dar la mano, no tocarse la cara. Las reglas de movilización aquí no son tan estrictas como en Argentina. Se ve gente caminando en la calle o en un parque, aunque la densidad es, probablemente , un 10 por ciento de lo habitual.
—Acá nos pasamos varios días discutiendo: ¿barbijo sí o barbijo no?
—El uso del barbijo tiene también su importancia y es respetado. Es inevitable para alguien que deba ir a un comercio por su propia alimentación o aún aquellos que deben trabajar. Dependiendo de la calidad y tipo de la máscara será el grado de protección que uno recibe y que da. Si tal máscara no está disponible, entonces una de fabricación casera sería la última opción.
—¿Y en cuanto a los guantes?
—La protección que da el uso de guantes es relativa. Por ejemplo, al tocarse la cara con los guantes el efecto no es diferente que no tener guantes. El lavado frecuente de las manos es aún más importante.
—¿Como ve usted, desde allá en los Estados Unidos, las medidas que tomó Argentina?
—Visto desde aquí, las medidas tomadas en Argentina, en mi opinión, han sido buenas aunque no sin dolor. La alternativa es peor. En las próximas dos o tres semanas se sabrá el grado de beneficios logrados con el sacrificio que la población está experimentando. Una suspensión prematura de las medidas podría resultar varios pasos atrás en el control de la pandemia, lo que necesitaría un tiempo aún más prolongado de aislamiento.
—¿Qué países fallaron o subestimaron a Covid-19?
—Realmente no se cuáles han sido los países que más erraron en el control de la pandemia. Dos países que me llamaron la atención fueron Brasil y México; al menos al escuchar los mensajes iniciales de sus respectivos presidentes...no fueron muy distintos a los de Trump.
—¿Qué es lo peor que le tocó ver en Estados Unidos?
—Si me lo preguntás con respecto a la pandemia, diría el hecho que lo sufren más aquéllos con situación económica más débil, dado que el desempleo aumentó en forma dramática. Aparte de los trabajadores de la salud de todo nivel, quienes debieron continuar trabajando por sus funciones esenciales, como policías, bomberos y muchos otros: sus riesgos han sido mayor debido a la exposición potencial al virus. También es notable que en las muertes secundarias el coronavirus es, proporcionalmente, más alta en la gente de color, probablemente debido a las condiciones pre-existentes de esa población.
“Con respecto a los países menos afectados, está por verse. La respuesta tendrá que esperar un par de meses, cuando sepamos el grado de expansión de Covid-19 y lo que se hizo para combatirlo y más que nada para evitarlo”, explica el Dr. Salvador Caputto a El Litoral.
“Me pregunto: ¿Y después?. Una vez que se considere que la pandemia está bajo cierto control, cómo se procederá?. Creo que en regiones donde el grado de contagio ha sido alto —como Nueva York, Nueva Orleans y seguramente otras ciudades europeas e, incluso, latinoamericanas, la fase de recuperación será lenta y gradual, dado que la necesidad de mantener ciertas distancias y protección seguirá por un tiempo. En el caso de las industrias y los comercios tendrán que controlar la densidad de sus trabajadores y sus empleados. Así también la de los clientes”, agrega.
Finalmente, el Dr. Caputto explica: “Será muy importante adquirir la forma de hacer pruebas de diagnóstico en alto número y en personas aún libres de algún síntoma. En ese momento habrá cierta puja y, probablemente, antagonismo entre quienes se enfocan en el aspecto económico y quienes están más preocupados desde el punto de vista de la sanidad. A los analistas serenos les costará poco darse cuenta que sin una población saludable, no habrá potencial de recuperación y crecimiento”.