Derrumbe y heridos en el Hospital Cullen de Santa Fe
Hay varios obreros que son asistidos por las heridas que les causó el desplome. Ocurrió este lunes alrededor de las 7.30. Montaron un operativo de gestión de riesgo.
Personal municipal intervino en la habitación donde ocurrió el derrumbe. Crédito: Flavio Raina
Se desplomó un sector que estaba en obras de remodelación en el hospital José María Cullen de la ciudad de Santa Fe y provocó al menos cuatro heridos. El hecho ocurrió este lunes, alrededor de las 7.30 de la mañana, en la zona a donde antes funcionaba el Servicio de Alimentación, a donde desde hace varios meses se está construyendo una sala de internación para el área de Neurotoxicología.
Dos de los obreros heridos lograron escapar de entre los escombros por sus propios medios, mientras que los otros dos debieron ser rescatados por sus compañeros, y uno de estos sufrió heridas de gravedad. Los ocho trabajadores que prestaban servicio en dicha obra a cargo de la empresa Fernández y Fernández SA -según el Ministerio de Salud- estaban en estado de shock por lo sucedido y eran asistidos por los sanitaristas del hospital.
El paciente que permanecía internado en la Unidad de Terapia Intensiva del Cullen tiene 55 años; el resto de los que requirieron atención por heridas leves no necesitaron internación y tienen 56, 45, 24, 38, 28, 25 y 43 años.
Los Bomberos Zapadores y los agentes de Defensa Civil y de Gestión de Riesgo municipal actuaron de inmediato en el lugar. Por protocolo, con perros entrenados los bomberos buscaban entre los escombros si había alguna persona más. De acuerdo al relato de las víctimas no debería haber nadie más debajo de los escombros. Sin embargo a media mañana continuaban las tareas para descartar toda posibilidad y anticiparon que demandará tiempo, porque se prioriza la seguridad.
Así lucía el Cullen desde el drone de El Litoral tras el derrumbe. Crédito: Fernando Nicola
Atrapados bajo los escombros
“Dos personas habían quedado atrapadas bajo los escombros, en diferentes grados”, contó a media mañana el subcomisario Javier Moratiel, jefe de agrupación Bomberos Zapadores. “Estaban atrapados y no podían salir por sus propios medios”, describió luego. Ahora “seguimos con las tareas de búsqueda y rescate entre los escombros”.
“Entrevistamos a todas las personas que se encontraban allí trabajando y, de acuerdo a los que nos narraron, habrían salido todos. De todas formas, por protocolo, continuamos las tareas de remoción de los escombros y búsqueda con perros hasta garantizar que así sea”, dijo Moratiel. “Estas tareas se realizan lentamente por el peligro de que haya alguna persona, no se mide el tiempo, sino que se prioriza la seguridad”.
Personal presente logró capturar el momento posterior al derrumbe.
En primera persona
“Ya habíamos puesto un perfil el viernes pasado y este lunes a primera hora mi compañero estaba picando y canaleteando la pared para colocar el segundo, del otro lado, cuando ocurrió el derrumbe”, relató una de las víctimas, tras ser asistida en el mismo hospital. “Alcanzamos a rescatar a uno de mis compañeros, al que casi le cae el perfil en la cabeza. Los otros dos quedaron atrapados y los rescataron después”.
“Son cuatro personas las heridas. Algunas no revisten gravedad y otras sí”, dijo en primer momento Mariano Cabal, al frente de Gestión de Riesgo. El funcionario explicó que “se desplomó parte de la loza de un techo cuando estaban picando parte de la pared, y los obreros quedaron atrapados entre los escombros”.
Una vez rescatados, fueron derivados a la Guardia del hospital. La misma funciona a unos cincuenta metros de distancia circulando por el mismo pasillo de acceso a donde ocurrió el derrumbe. “Fue una situación dramática”, calificó Cabal, “ya que había muchos pacientes deambulando por los pasillos”.
Para evitar la concentración de curiosos, agentes de Seguridad del hospital colocaron una cinta de peligro para impedir el paso hacia la zona de desastre, al tiempo que las autoridades de cada área reorganizaban las tareas para continuar prestando servicios y que el hospital siga funcionando.
Personal municipal intervino en la habitación donde ocurrió el derrumbe. Crédito: Flavio Raina
A la Guardia
El director del Cullen, Dr. Bruno Moroni, recorrió toda la zona de derrumbe coordinando cada tarea, al frente del operativo. A media mañana se acercó a dialogar con la prensa y al saludar comenzó diciendo: “No son tan buenos días, porque en el marco de las obras de remodelación que se llevan a cabo en el hospital ocurrió un accidente de trabajo en el que sufrieron heridas personas que debieron ser evaluadas en la Guardia”.
“Dos pacientes tenían lesiones menores”, especificó el director del Cullen. “Uno tenía heridas en el cuero cabelludo, otros dos, lesiones en el tobillo”, mientras que el cuarto paciente “sufrió un traumatismo de tórax”. Este último era atendido en el shock room y a media mañana estaba “más complicado”.
Así lucía el Cullen desde el drone de El Litoral tras el derrumbe. Crédito: Fernando Nicola
El derrumbe
Respecto del motivo por el cual ocurrió el derrumbe, Moroni no quiso anticipar nada y se limitó a decir: “Lo vamos a evaluar al detalle”. También dijo que terminarán de evaluar junto a Defensa Civil y Bomberos el estado de situación del sector. “Actualmente el funcionamiento del hospital no está afectado, pero evaluamos junto a los ingenieros y especialistas todo lo que se necesita, para garantizar que no haya riesgo de ningún tipo”.
“Hay áreas del hospital que debieron reprogramar turnos de atención médica de manera transitoria hasta que terminemos de evaluar la situación”, dijo Moroni. “Y la cocina deberá mudarse a otro espacio, aunque está asegurada la alimentación para todos”.
La nueva sala de Neurotoxicología es un anhelo de hace varios años para el Cullen, un hospital que comenzó a prestar servicios en 1909 -tiene 115 años de vida-, es el más grande de la provincia, y es un referente en alta complejidad la región, con 47 servicios, 22 salas de internación, más de 1.500 empleados y más de 350 camas, de las cuales 60 son críticas. Sin embargo la obra debió ser postergada por la emergencia sanitaria generada por el coronavirus.
La sala de Neurotoxicología funciona en el subsuelo del edificio. “Los enfermos con estas patologías necesitan un contacto más directo con la naturaleza y no estar prácticamente en un sótano", había dicho hace un par de años atrás Ana María Feller, vicepresidente de la Sociedad de Beneficencia de Santa Fe, cuando se llevó a cabo una cena de solidaria para recaudar fondos y concretar esta obra.
Cabe mencionar, por último, que en los últimos días se habían trasladado pacientes desde el hospital Nuevo Iturraspe hacia el Cullen, por problemas de refrigeración ocurridos en el primero, lo que incrementó la demanda de atención sanitaria en el segundo.
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