Condenaron a un hombre que degolló a su esposa "como si fuese un cordero"
El asesino utilizó una técnica que se utiliza en frigoríficos para matar animales. Fue sentenciado a prisión perpetua.
Luego de matar a su esposa, el hombre se lavó, se cambió y fue a la comisaría. Allí, confesó el crimen y estiró los brazos para que los policías le coloquen las esposas.
María Alejandra Zimmermann todavía era adolescente cuando se casó en Helvecia con Cirilo Eduardo Bravo, quien ya era mayor de edad. Ambos eran oriundos de esa localidad, cabecera del departamento santafesino Garay. 36 años después, tras una vida juntos atravesada por la violencia de género, el hombre la asesinó cortándole el cuello, degollándola con una técnica que se utiliza para faenar animales. Este miércoles, al final de un juicio oral, el femicida fue condenado a prisión perpetua.
María Alejandra y Cirilo trabajaron duro desde chicos, siempre en tareas rurales, muchas veces en tambos, en distintos campos de la mencionada población y otras de la región. Finalmente, en 2014 se radicaron en la planta urbana de Humberto Primo (departamento Castellanos). Tuvieron cuatro hijas y un hijo. La más pequeña, con síndrome de Down, tenía apenas 13 años en 2022, cuando ocurrió la sangrienta tragedia dentro del hogar. Ella estaba allí.
Las situaciones de violencia fueron una constante en el seno de la pareja. Sus hijos lo contaron durante el proceso. Brindaron relatos muy precisos sobre maltratos físicos y psicológicos de parte del hombre hacia la mujer. Todas las discusiones se originaban por un mismo motivo. Cada tanto, él le reprochaba a ella una supuesta infidelidad. Los episodios siempre terminaban en insultos, agresiones, humillaciones.
El crimen
La investigación del asesinato fue liderada por el fiscal Martín Castellano, quien además representó al Ministerio Público de la Acusación en el juicio.
El crimen sucedió durante los primeros minutos del miércoles 26 de octubre de 2022 en Humberto Primo. El día anterior, Bravo salió de casa y dejó sola a su hija menor, sin avisar a su esposa, que para ese entonces trabajaba cuidando adultos mayores.
Él regresó por la noche y esa madrugada se desató la locura en la cocina-comedor de la vivienda familiar. Lo que presuntamente sucedió entonces pudo reconstruirse en base a lo que el hombre le contó primero a sus hijas y luego, sobre el final del juicio, al Tribunal. Hay detalles que pueden ser ciertos o no, pero lo que no está en duda es que él la mató.
Bravo contó que estaba sentado cuando le dijo a su esposa que quería separarse. Comenzaron a discutir y entonces ella tomó un cuchillo y se abalanzó. Siempre en base a su propio testimonio, el hombre se paró, logró arrebatarle el arma blanca y le cortó el cuello.
La mujer caminó unos pasos, intentó lavarse en la pileta de la cocina, rodeó la mesa y finalmente se desplomó. Él escuchó como ella agonizaba en el piso. La vio morir. Nunca pidió auxilio para ella. Se limitó a lavarse y cambiarse de ropa. Luego, cargó a la niña en una moto y la llevó a la casa de una de sus hermanas.
Por último, se dirigió a la comisaría local y contó que había discutido con su mujer y que la había degollado. Después, estiró sus brazos e hizo el gesto para que los atónitos policías le colocaran las esposas.
Como a un animal
Durante el proceso oral, el fiscal Castellano resaltó un detalle escalofriante que observó el médico forense que realizó la autopsia al cuerpo de la mujer.
El corte en el cuello, de 13 centímetros de longitud, presentaba tres ingresos y tres salidas de la punta de la hoja. Esta técnica sería propia de quien maneja cuchillos en frigoríficos y trabaja faenando animales (la tarea no era desconocida para el femicida). "Cualquier otra persona habría hecho un corte lineal. Este tipo hizo las tres entradas. La mató como si se tratara de un cordero o cualquier animal", explicó uno de los investigadores del caso.
Unánime
Cirilo Eduardo Bravo tiene hoy 58 años y fue condenado a la pena de prisión perpetua en una sentencia impuesta por unanimidad por el Tribunal integrado por la jueza Cristina Fortunato y por los jueces Gustavo Bumaguin y Nicolás Stegmayer en el marco de un juicio oral que finalizó este miércoles en Rafaela.
"Los magistrados impusieron la misma pena que habíamos solicitado en la acusación y que reiteramos en el juicio", valoró el fiscal Castellano, quien agregó que "la condena fue por la misma calificación penal que le atribuimos a Bravo desde que comenzamos a investigar lo ocurrido".
"Más allá de que aún no conocemos los fundamentos del fallo, la sentencia es la que esperábamos y nos deja muy conformes", sostuvo el funcionario del MPA.
Femicidio
Bravo fue condenado como autor del delito de homicidio doblemente agravado por el vínculo que lo unía con la víctima y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género (femicidio).
Atención para mujeres en situación de violencia
Si vos o alguien que conocés vive alguna situación de violencia, llamá gratis al 144 o buscá algún centro de atención cercano
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.