El 14 de febrero es el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, fecha que propicia una oportunidad para sensibilizar e informar a la comunidad sobre este problema de salud.
Las cardiopatías congénitas son alteraciones estructurales del corazón presentes desde el nacimiento. En Argentina, afectan a 7.000 bebés al año, pero el hallazgo precoz y los avances médicos permiten tratarlas a tiempo.
El 14 de febrero es el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, fecha que propicia una oportunidad para sensibilizar e informar a la comunidad sobre este problema de salud.
Cada año, miles de familias en Argentina enfrentan un desafío inesperado: el nacimiento de un bebé con una cardiopatía congénita. Estas enfermedades, que afectan el desarrollo normal del corazón durante el embarazo, representan una de las patologías congénitas más frecuentes.
Sin embargo, gracias a los avances en diagnóstico y tratamiento, es posible mejorar significativamente la calidad de vida de los niños que lo padecen.
La doctora Constanza Biga, cardióloga (Mat. 22735), explicó a El Litoral que “las cardiopatías congénitas son un grupo de enfermedades que se caracterizan por la presencia de alteraciones estructurales del corazón que se producen por defectos en la formación del mismo durante el período embrionario”.
En otras palabras, estas malformaciones ocurren durante el desarrollo del bebé en el útero y están presentes desde el nacimiento.
La incidencia de esta condición es significativa: “Uno de cada 100 recién nacidos presenta alguna cardiopatía congénita”, comentó la profesional. En términos absolutos, esto significa que en Argentina nacen anualmente aproximadamente 7.000 niños y niñas con esta patología.
Un dato que destaca la importancia de la detección temprana es que la mitad de los niños con cardiopatías congénitas requerirán cirugía en el primer año de vida. A pesar de ello, la profesional subrayó que “dos terceras partes de estas enfermedades son solucionables con un diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado”.
Si bien el origen exacto de las cardiopatías congénitas es complejo y multifactorial, Biga explicó que “pueden interferir factores genéticos y también otros factores ambientales, aunque todavía es un terreno desconocido”. Además, puntualizó que algunos síndromes genéticos están asociados a tipos específicos de cardiopatías.
Durante el embarazo, no existen factores de riesgo directos que puedan predisponer al bebé a desarrollar una cardiopatía congénita.
Sin embargo, la doctora mencionó que los factores teratogénicos –aquellos que afectan el desarrollo fetal, como el consumo de sustancias tóxicas– pueden influir en cualquier tipo de malformación. Por este motivo, el control prenatal es fundamental para identificar posibles complicaciones.
En este sentido, la especialista destacó que hay “algunos factores de riesgo durante el embarazo que sugieren la necesidad de realizar un ecocardiograma fetal para pesquisar la presencia de cardiopatías congénitas”. Este estudio, que se realiza en pacientes con embarazos de riesgo, permite obtener un diagnóstico antes del nacimiento, lo cual es clave para planificar el tratamiento.
La detección temprana es una herramienta esencial para mejorar el pronóstico de los niños con cardiopatías congénitas. “Hoy en día, estas enfermedades son fácilmente detectables mediante un chequeo cardiológico realizado por el cardiólogo pediátrico", explicó Biga.
El proceso de diagnóstico incluye un examen físico, un electrocardiograma y, finalmente, un ecocardiograma. Este último es un estudio fundamental que se está solicitando de manera rutinaria en todos los recién nacidos antes de los tres meses de vida.
Además, el ecocardiograma fetal, que puede realizarse durante el embarazo, demostró ser una herramienta de gran valor en pacientes con factores de riesgo.
“Con estas herramientas, muchas veces es posible detectar las cardiopatías congénitas incluso antes del nacimiento, lo que permite un abordaje más temprano y eficiente”, agregó la profesional.
El tratamiento varía dependiendo del tipo y la gravedad de la malformación. Algunas requieren intervenciones quirúrgicas complejas, mientras que otras pueden manejarse con medicamentos y controles periódicos.
Biga subrayó que “un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte para muchos niños”. Además, enfatizó que los avances en la medicina permitieron que muchas de estas patologías sean tratables, ofreciendo a los niños la posibilidad de llevar una vida plena y saludable.
Para finalizar, la cardióloga hizo un llamado a la concientización sobre la importancia de los controles prenatales y pediátricos. “Es fundamental que las familias comprendan que un chequeo cardiológico temprano puede salvar vidas. Los padres deben estar atentos a los controles de rutina y, ante cualquier factor de riesgo, consultar al especialista”, concluyó.
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