Cada 14 de febrero, el mundo celebra el amor a través de lo que se conoce popularmente como el día de San Valentín. Que fue, desde siempre, uno de los grandes motores del arte.
Los artistas plásicos Klimt, Magritte, Fragonard, Schiele y Chagall retrataron el amor desde distintas perspectivas. Un recorrido por algunas de sus obras.
Cada 14 de febrero, el mundo celebra el amor a través de lo que se conoce popularmente como el día de San Valentín. Que fue, desde siempre, uno de los grandes motores del arte.
Inspiración de poetas, músicos, pintores y escultores, el sentimiento romántico tuvo en las artes un ámbito donde plasmar pasiones arrebatadoras, encuentros furtivos y promesas de amor eterno.
En esta fecha, cabe aludir a cinco obras maestras que celebran el amor romántico en sus múltiples facetas. También son una muestra de cómo la forma de representar el amor cambió a través de las épocas y las costumbres.
Esta pintura es un ícono del modernismo vienés y representa el amor en su forma pura y sensual. Los amantes están envueltos en un abrazo íntimo, rodeados por patrones dorados que dan idea de opulencia.
Para la especialista Emilia Bolaño: “es un ejemplo claro de 'periodo dorado' de Klimt, inspirado en los mosaicos bizantinos que habían impresionado al artista en su viaje a Rávena”.
Alex Sala, en un artículo publicado por la revista National Geographic, escribió que la obra “es la culminación del particular y rompedor estilo artístico de Klimt, que se caracteriza por sus personajes lánguidos”.
Para Sala, esa era “una característica combinación de las dos y las tres dimensiones y el uso de materiales como el oro, que recuerda a las imágenes bizantinas”.
Esta obra, que se adscribe al movimiento surrealista, presenta a una pareja con los rostros cubiertos por telas húmedas, lo cual genera misterio a imposibilidad en el contacto físico. Representa el dolor o la prohibición en un amor invisible.
Miguel Calvo Santos: “Magritte también vuelve a uno de sus rasgos recurrentes: los velos húmedos aluden al suicidio de su madre, ahogada en un río. En la mente de un artista de 13 años quedó la imagen de la ropa húmeda tapándole la cara a su progenitora”.
Esta obra del rococó remite al amor clandestino y a la sensualidad propia de ese período. La escena, íntima, muestra a una pareja en un instante de pasión contenida: el joven amante, en un movimiento ágil, le roba un beso a su amada, quien parece atrapada entre la cautela y la entrega.
Los gestos de los personajes sugieren un juego de seducción típico de la literatura y la pintura libertina del siglo XVIII. Más allá del erotismo velado, la composición refleja la frivolidad y el hedonismo de la aristocracia previa a la Revolución Francesa.
Verónica Gómez en “La cámara del arte”, menciona que “los innumerables grabados de obras de Fragonard realizados y distribuidos por París poco después de la terminación de los originales, popularizaron en Francia ‘El beso robado’, aunque fuera más discreto que otras obras anteriores.
Creada por Egon Schiele hace casi un siglo, esta pintura expresionista muestra un momento de pasión física entre dos seres humanos.
La pose alude a “El beso” de Klimt mencionada anteriormente, pintada una década antes. Es que Schiele admiraba a su colega y lo había estudiado mucho.
Miguel Calvo Santos: “El estilo expresionista de Schiele está intacto. La sábana blanca está revuelta y sobre ella retozan dos figuras que se funden en una”.
“El punto de vista es desde arriba y hay un gran dinamismo (cabellos ondulantes, inestabilidad, composición diagonal…). La mujer incluso hace uno de los característicos gestos con la mano de Schiele”, agrega Calvo Santos.
La temática de los amantes entrelazados es frecuente en la obra de Chagall, desde 1915. En relación a esta obra, que se conserva en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, Kate Kangaslahti, señala que dentro de su repertorio de temas, la idea del amor extasiado ocupó un lugar preponderante.
“La apuesta permanente por el amor como una emoción triunfante frente a los obstáculos de la vida fue explicada por él mismo: ‘a pesar de todos los problemas de nuestro mundo, en mi corazón nunca abandoné el amor en que fui criado o la esperanza del hombre en el amor’”, agrega.
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