Partiendo de una premisa sencilla como puede ser un altercado de transito, la serie de Netflix indaga con tono existencialista - pero sin nunca perder el humor - acerca de la condición humana. Retrata fantasmas, miserias y frustraciones mediante una escalada de violencia que interpela a los espectadores.
Los que solo esperan de “Bronca” una comedia oscurísima - algo instalado por la prensa y el propio tráiler de la serie - sin dudas terminaran un tanto decepcionados tras el visionado. Foto: Netflix
“Beef”, expresión inglesa que en esta oportunidad remite a la acción de entablar una pelea o discusión y comercializada en esta región bajo el título de “Bronca”; es a estas alturas una de las grandes sorpresas del año. Silbando bajito y con apenas diez episodios que rondan los 35 minutos de duración, la serie consiguió posicionarse entre lo más visto del servicio de streaming Netflix.
Las críticas, sin embargo, son un tanto dispares. Por un lado, los detractores la consideran un producto menor comparado con otras realizaciones que también ponen el acento en comportamientos egoístas y deleznables de sus protagonistas - la cita insoslayable es “Relatos Salvajes” de Damián Szifron -; y en cambio para otros, será una obra original y perfectamente ejecutada. No hay medias tintas, ni tibiezas en la valoración. La razón principal de esta marcada disparidad radica en cómo es entendida la serie.
Los que solo esperan de “Bronca” una comedia oscurísima - algo instalado por la prensa y el propio tráiler de la serie - sin dudas terminaran un tanto decepcionados tras el visionado. La serie es algo más que eso; al punto de constituirse en uno de los más complejos análisis en torno a la condición humana realizado para el mercado de consumo hogareño.
Su creador, el cineasta y guionista coreano Lee Sung Jin, es un gran timador. Partiendo de una premisa sencilla orquesto un relato que escala capitulo tras capitulo capturando un sinfín de actitudes miserables del ser humano que, como espectadores, llegamos a reconocer, empatizar y naturalizar.
Foto: Netflix
No existen los spoilers, el final estará marcado por un análisis que emprenderá el público y del que es imposible escapar. La virtud del creador entonces es esa, la de disfrazar sus intenciones. Claro que lo hará con una serie entretenida, de ritmo atrapante y plagada de escenas que consiguen ser muy graciosas.
“Bronca” es una serie de gente rota, quebrada, presa de las apariencias y del que dirán. Humanos algo podridos y con vidas maquilladas, humanos como los que consumen la serie.
Estos son apenas algunos de los tópicos sobre los que trabaja la serie coproducida por A24 - la misma de la ganadora del Oscar “Todo a la vez en todas partes”- más allá de que muchos intenten reducirla a solo un producto en el que abundan las situaciones de enojo.
La serie
Como mencionábamos párrafos más arriba, el punto de partida es sencillo, propio del día a día de muchos. Danny (Steven Yeun) sale de una tienda de electrodomésticos un tanto enojado frente a la negativa del vendedor de regresarle el dinero de una compra que pretendía devolver. Al intentar dar marcha atrás con su camioneta y salir del estacionamiento, casi choca al auto conducido por Amy (Ali Wong), quién no duda en tocar la bocina insistentemente y sacar el famoso dedo del medio a modo de insulto. La acción desatará la furia de Danny que perseguirá de manera frenética el coche causando destrozos por las calles de Los Ángeles.
La serie elije de esta manera presentar a los personajes principales que serán desde ese preciso momento enemigos acérrimos. Los mismos se verán envueltos en una suerte de espiral de venganzas y buscarán destruir lisa y llanamente la vida del otro.
Danny es un contratista independiente con escaso trabajo y demasiadas deudas que vive en un motel junto a su hermano menor. Su situación económica ha obligado a sus padres a regresar a vivir a Corea. La desaprobación de estos y la completa desidia en la que parece estar sumida su vida constituyen el caldo de cultivo para cualquiera de las actitudes de Danny.
Amy cuenta con un pasar económico muy distinto. Vive en una lujosa casa junto a su marido, un armonioso artista de origen japonés (ella es vietnamita), y su pequeña hija. Es propietaria de un exitoso negocio de plantas que pretende vender por una millonaria suma de dinero. Sin embargo se siente vacía y cansada de mantener una imagen de la que reniega. No es la madre, ni la esposa, ni siquiera la emprendedora triunfante que muchos creen.
Irónicamente la necesidad de quitar del cuerpo todas esas frustraciones y broncas contenidas es lo que une a estos dos personajes trasversalmente opuestos. El relato explora y juega con la necesidad de uno respecto al otro. Amy y Danny están predestinados a purgarse mutuamente.
Los protagonistas comenzaran su pelea con acciones objetables pero menores como pueden ser otorgar una mala reseña en la web ó venganzas caseras como la de arruinar un baño, para ir subiendo la apuesta de manera un tanto siniestra. Un comienzo de relación cercano a dibujos animados como “Tom y Jerry” que paulatinamente crecerá al punto de que como espectadores nos preguntemos ¿hasta cuándo?
La escalada de actitudes miserables pondrá a prueba la empatía y resistencia de un público que ira corriendo los límites porque al fin y al cabo perdonar esos errores es perdonar los propios.
Mediante el uso de flashbacks iremos indagando un poco acerca del pasado de los personajes solo para darnos cuenta de que el accionar de los mismos no es casual.
Como puntos negativos encontramos la existencia de algunas subtramas que son abandonas sin mayores miramientos, así como cierto acercamiento o coqueteo con el absurdo sobre el tramo final de la serie, características con las que el mensaje pierde algo de fuerza.
Pese a eso es una serie con mucho a favor, dueña de un mensaje crudo y frontal. Un thriller existencialista por momentos muy angustiante que puede digerirse gracias a sus momentos cómicos. La serie explora situaciones y personajes complicados mediante un guión que a ciencia cierta moralmente nunca los juzga. Y lo bueno es que consigue hacerlo sin perder la tensión reinante del relato. Presenta a dos personajes totalmente opuestos pero con problemas y sentimientos universales. Ambos entablan una relación que encierra un mensaje poético: a fin de cuentas solo consiguen ser ellos mismos en presencia del otro. Se revelan genuinos y sin disfraces para afrontar un mundo obstinado en dejarlos afuera.
“Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” reza Julio Cortázar en la atemporal Rayuela; y la cita expresa a la perfección el vinculo entre Amy y Danny.
Como uno de sus mayores meritos está el de poner en evidencia la continua presión con la que convive el ser humano. Fantasmas propios del seno familiar, del trabajo y de la sociedad capitalista en su conjunto. “Bronca” visibiliza temas como la incomunicación, el suicidio, la frivolidad, la falta de aspiraciones, las herencias toxicas y lo desechable que somos para el sistema desde una mirada muy crítica, poniendo especial atención a la sociedad de consumo estadounidense.
Ficha técnica
Bronca (Beef, Estados Unidos/2023). Showrunner: Lee Sung Jin. Dirección: Jake Schreier (6 episodios), Hikari (3 episodios) y Lee Sung Jin (un episodio). Elenco: Steven Yeun, Ali Wong, Joseph Lee, Young Mazino, Remy Holt, David Choe y Maria Bello. Duración: 10 episodios de entre 30 y 39 minutos cada uno. Producción: A24 y Universal Remote. Disponible en Netflix.
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