El contrabajista y compositor Sebastián de Urquiza tiene en su haber cinco discos y tiene otros programados para su lanzamiento. Además, como músico de sesión, participó en más de 30 álbumes.
Con influencias del jazz, la música clásica y el rock progresivo, el contrabajista argentino propone una obra que propone una alternativa a la inmediatez del consumo musical.
El contrabajista y compositor Sebastián de Urquiza tiene en su haber cinco discos y tiene otros programados para su lanzamiento. Además, como músico de sesión, participó en más de 30 álbumes.
Ahora, presenta su nuevo disco grabado en 2021, que lleva por título “The Ordeal”. Una composición de 40 minutos de duración, que durante su concepción recibió influencias del jazz, música clásica y el rock progresivo.
El trabajo plantea un viaje personal y, al mismo tiempo, es un proyecto en el cual el artista pudo juntar muchos de sus sueños y visiones sobre la música.
“Siempre me interesó poder escribir música que cuente una historia. Hace un tiempo vengo escribiendo temas con más duración y partes, y de alguna manera, una práctica para lo que terminó siendo ‘The Ordeal’”, aseguró el músico en una entrevista concedida a este medio.
“Y en este caso, la historia es concreta, y plantea un viaje, un desafío que uno tiene que resolver y que la recompensa por ello puede ser grande, pese a lo difícil que puede ser”, agregó.
“Mi desafío fue tratar de imaginar esa historia y poder con la música hacer una narrativa en la que hay distintas situaciones, momentos. También me motivaba escribir una música que invite al oyente a plantearse si la va a escuchar, ya que hoy estamos acostumbrados a que todo sea rápido”, señaló.
-La composición dura 40 minutos y mezcla jazz, música clásica y rock progresivo. ¿Cómo lograste mantener una narrativa cohesiva dentro de esta estructura?
-Antes de escribir la primera nota de la suite, me preparé muchísimo, por momentos activamente y en otros alimentando la idea de hacer algo así.
Tener claro hacia qué dirección quería ir y qué narrativa tenía la historia lo hizo más fácil, pero también estudié algunas sinfonías, sobre todo de Mahler, buscando cómo distintos compositores estructuran sus obras.
Eso para mí fue clave, porque no es una canción independiente, y necesité prepararme para eso; imagino que el proceso es más parecido a escribir un libro.
-Larry Grenadier destacó la libertad que das a los músicos dentro de un marco muy definido. ¿Cómo trabajaste ese equilibrio entre escritura e improvisación?
-En ese momento en particular, no estaba tan encantado con la dinámica de tocar un tema y que haya muchos solistas sobre lo mismo.
Uno de mis objetivos con esa música era buscar que cada solo tuviera una fundamental importancia en la obra, que sean parte de la obra. Por como son, por el carácter, por el lugar donde están ubicados.
De hecho hay una sola improvisación que está sobre una forma, más como en un formato estándar. También quería que todos tuvieran un solo, y eso significaba ocho solos.
Creo que lo que más trabajé fue las transiciones entre los distintos momentos, para que todo sonara orgánico como si fuera escrito, pero en verdad tiene mucho de improvisado.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.