El conflicto entre Israel y el grupo armado Hamas podría estar cerca de una pausa significativa, después de más de 15 meses de enfrentamientos que dejó decenas de miles de muertos y una devastación masiva en Gaza.
El gabinete israelí pospone la votación sobre un acuerdo de cese al fuego, mientras Netanyahu busca consenso ante cambios propuestos por el grupo rival.
El conflicto entre Israel y el grupo armado Hamas podría estar cerca de una pausa significativa, después de más de 15 meses de enfrentamientos que dejó decenas de miles de muertos y una devastación masiva en Gaza.
El gabinete israelí, encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu, evalúa un acuerdo mediado por Qatar, Estados Unidos y Egipto que contempla un cese de hostilidades en tres fases, junto con la liberación de rehenes y el ingreso de ayuda humanitaria.
El acuerdo, anunciado el miércoles por los países mediadores, propone una tregua inicial de seis semanas que comenzaría el domingo 19 de enero a las 12:15 horas. En esta primera fase, Hamas liberará a 33 rehenes israelíes a cambio de la excarcelación de presos palestinos.
Las cifras exactas de los rehenes varían: mientras Hamas asegura tener 94 cautivos, Israel estima que solo 60 de ellos están con vida. Este desacuerdo sobre los números fue una fuente de tensión en las negociaciones.
En paralelo, el acuerdo permitirá la entrada de 600 camiones con ayuda humanitaria, incluyendo suministros médicos, alimentos y equipos para reparar infraestructuras esenciales en Gaza. El paso fronterizo de Rafah, controlado por Egipto, será el principal punto de ingreso para estos recursos, destinados a hospitales, centrales eléctricas y sistemas de agua y saneamiento.
A pesar del progreso en las negociaciones, el gabinete de guerra de Israel aplazó la votación final sobre el acuerdo. Netanyahu busca garantizar una aprobación unánime dentro de su gobierno, pero enfrenta resistencia de sectores que cuestionan las concesiones realizadas a Hamas.
El primer ministro justificó el retraso de la reunión del jueves argumentando que Hamas había introducido “modificaciones de última hora” en los términos del acuerdo. Sin embargo, representantes de Hamas desmintieron estas afirmaciones.
“No tienen fundamento las declaraciones de Netanyahu sobre que el movimiento se está retractando de los términos del acuerdo de alto al fuego”, declaró Sami Abu Zuhri, portavoz del grupo.
El acuerdo cuenta con el respaldo de figuras clave de la diplomacia internacional, incluidos el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y su sucesor, Donald Trump. La transición en la Casa Blanca ha acelerado los esfuerzos por lograr una solución temporal al conflicto.
En paralelo, Qatar ha jugado un papel central como mediador. El primer ministro qatarí anunció que el cese del fuego busca alejar los enfrentamientos de las zonas pobladas en Gaza, donde los daños a la infraestructura y las víctimas civiles han alcanzado niveles críticos.
La situación en Gaza es desesperante. Según informes de organizaciones humanitarias, el 80% de la población depende de ayuda internacional para sobrevivir. Hospitales y escuelas han sido severamente afectados por los bombardeos, y el acceso a agua potable es limitado. La promesa de 600 camiones de ayuda podría aliviar las condiciones inmediatas, pero las necesidades son mucho mayores.
Además, las Naciones Unidas han instado a ambas partes a comprometerse plenamente con el cese al fuego y garantizar el acceso seguro y sin restricciones para los trabajadores humanitarios. “Es crucial que esta tregua no sea solo un respiro temporal, sino un primer paso hacia una solución duradera”, dijo un portavoz de la ONU.
Aunque el acuerdo genera esperanzas, también enfrenta importantes desafíos. Los analistas advierten que la desconfianza mutua entre Israel y Hamas podría obstaculizar la implementación. La liberación de rehenes, en particular, es un proceso delicado que podría desencadenar nuevas tensiones si alguna de las partes percibe incumplimientos.
Por otro lado, algunos sectores en Israel consideran que las concesiones a Hamas podrían fortalecer al grupo armado a largo plazo. En Gaza, mientras tanto, la población civil sigue siendo la principal víctima de un conflicto que ha destruido hogares, familias y sueños.
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