El blazer es uno de esos comodines del guardarropa que nunca pasan de moda. Atemporal, elegante y funcional, esta prenda se ha convertido en una aliada fundamental para quienes buscan armar looks con personalidad sin renunciar a la comodidad.
Distintos cortes, colores y texturas pueden transformar una misma prenda en múltiples estilos. Te compartimos ideas para adaptarla a tu rutina semanal sin perder frescura ni funcionalidad.
El blazer es uno de esos comodines del guardarropa que nunca pasan de moda. Atemporal, elegante y funcional, esta prenda se ha convertido en una aliada fundamental para quienes buscan armar looks con personalidad sin renunciar a la comodidad.
Pero más allá del clásico negro de oficina, esta pieza ofrece múltiples versiones que pueden adaptarse a cada jornada laboral o de descanso. Elegir qué tipo usar según el día de la semana puede ayudarte a organizar tu estilo sin esfuerzo, destacando tu presencia con detalles sutiles que marcan la diferencia. En Revista Nosotros te compartimos todos los detalles.
El comienzo de la semana suele estar marcado por reuniones, planificaciones y tareas que requieren concentración. Nada mejor que un blazer de corte estructurado en colores neutros como gris, beige o azul marino. Estas tonalidades proyectan seriedad y autoridad sin ser agresivas.
Combinado con pantalones sastre y una blusa blanca o en tonos tierra, el resultado es un look impecable, profesional y cómodo, ideal para arrancar con determinación.
Luego del lunes intenso, el martes permite incorporar algo de frescura al look. Un blazer en colores pastel como rosa empolvado, lavanda o celeste puede aportar suavidad sin perder formalidad. Este tipo de tonos transmite cercanía, apertura y energía creativa. Ideal para quienes tienen roles de liderazgo colaborativo o reuniones más informales.
Se puede llevar con faldas midi o pantalones de corte recto en tonos neutros, logrando un equilibrio entre calidez y sobriedad.
Mitad de semana, mitad de energía. El miércoles es perfecto para salir de lo clásico sin romper con la estética profesional. Un blazer con cuadros sutiles, rayas finas o microestampados puede darle vida al conjunto sin saturarlo.
La clave está en acompañarlo con prendas lisas que permitan que el blazer sea el protagonista. Si tenés una presentación o un almuerzo de trabajo, este look será recordado por su elegancia con personalidad.
Cerca del fin de semana, el cuerpo y la mente piden un descanso, pero sin dejar de cumplir compromisos. El blazer del jueves puede ser más relajado en su estructura y optar por colores como verde oliva, azul petróleo o burdeos.
Combinado con jeans oscuros y una blusa liviana, es perfecto para transitar del escritorio a un after office sin necesidad de cambiarse. Este tipo de outfit habla de funcionalidad sin perder estilo.
Llegó el día más flexible de la semana. El viernes permite incorporar blazers en tonos vibrantes como mostaza, terracota o rojo intenso. Son ideales para generar impacto visual sin necesidad de complicar el look. Con jeans claros, una remera básica y zapatillas urbanas, se construye un outfit fresco, juvenil y canchero que acompaña tanto el cierre de la jornada laboral como una salida con amigas.
Aunque es un día libre, eso no significa descuidar la imagen. Un blazer oversize en tonos neutros como camel, gris claro o blanco roto es la prenda ideal para sumar estilo sin esfuerzo. Combinado con joggers o pantalones amplios, y una remera o top liso, se logra un look descontracturado pero elegante, perfecto para paseos, compras o un café informal.
El domingo invita a bajar el ritmo, pero sigue siendo una oportunidad para vestirse bien. Un blazer liviano, de lino o algodón, en tonos claros como crudo, marfil o rosa pálido, suma un toque delicado al look del día. Ideal para combinar con un vestido largo o una falda fluida y sandalias bajas. Es el complemento justo para un brunch, una caminata o una comida familiar al aire libre.
El blazer no es solo una prenda de oficina: bien elegido y combinado, puede acompañarte los siete días de la semana, adaptándose a tu agenda y a tu estado de ánimo. Jugar con colores, texturas y cortes permite renovar el vestuario sin necesidad de grandes inversiones. Porque el estilo, al fin y al cabo, también se construye día a día.
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