Conforme con lo dispuesto en el Acuerdo de San Nicolás, el 31 de mayo de 1852, entre los meses de julio y agosto en las provincias de la Confederación se eligieron los diputados que habrían de integrar el Congreso General Constituyente que se debía reunir en nuestra ciudad.
"Es necesario que los diputados estén penetrados de sentimientos puramente nacionales; para que las preocupaciones de localidad no embaracen la grande obra que se emprende: que estén persuadidos que el bien de los pueblos no se ha de conseguir por exigencias encontradas y parciales, sino por la consolidación de un régimen nacional, regular y justo: que estimen la calidad de ciudadanos argentinos, antes que la de provincianos. Y para que esto se consiga, los infrascriptos usarán de todos sus medios para infundir y recomendar estos principios, y emplearán toda su influencia legítima, a fin de que los ciudadanos elijan a los hombres de más probidad y de un patriotismo más puro e inteligente". Los llamados "infrascriptos", eran los propios gobernadores provinciales, signatarios del Acuerdo nicoleño.
Es sabido que muchos de los convencionales elegidos no surgieron de comicios democráticos o populares, pero también es cierto que no existían como tales en aquella época. No obstante, e independientemente de la forma en que se procedió a la elección/designación, es casi unánime la opinión que sostiene que los congresales constituyeron una buena expresión de la "intelligentzia" argentina de aquel momento (Sierra). "De este modo, el Congreso de Santa Fe reunió a la más destacada y culta representación de las trece Provincias" (Dana Montaño). "Los Constituyentes del 53 fueron hombres de acendrado patriotismo y de fe democrática, de amor a la libertad, experiencia y talento político, de vastos conocimientos jurídicos y de firme carácter para hacer valer sus convicciones" (Ferrer).
Mirá también"Los Constituyentes del 53. En la sesión nocturna del 20 de abril"Los nombres de los veinticuatro diputados que firmaron aquel 1ero de mayo de 1853 la Constitución Nacional son suficientemente conocidos por nosotros. La nomenclatura urbana de Santa Fe rinde homenaje a cada uno de ellos, además de un museo, una plaza y un barrio que lo hacen en su conjunto. Iconográficamente, los daguerrotipos del francés Amadeo Gras y el emblemático cuadro de Antonio Alice también ayudan a familiarizarnos con los personajes.
Vale la pena recordar que los diputados que integraron el Congreso Constituyente de 1853, fueron: por Santa Fe: Manuel Leiva y Juan Francisco Seguí; por Entre Ríos: Juan María Gutiérrez y José Ruperto Pérez; por Córdoba: Juan del Campillo y Santiago Derqui; por Santiago del Estero: José Benjamín Gorostiaga y Benjamín Lavaysse; por Mendoza: Martín Zapata y Agustín Delgado; por Corrientes: Pedro Díaz Colodrero y Luciano Torrent; por San Juan: Salvador M. del Carril y Ruperto Godoy; por Tucumán: Fray José Manuel Pérez y Salustiano Zavalía; por San Luis: Delfín Huergo y Juan Llerena; por Salta: Facundo Zuviría; por Catamarca: Pedro Ferré y Pedro Centeno; por Jujuy: Manuel Padilla y José Quintana; y por La Rioja: Regis Martínez.
A todos ellos les corresponde la gloria de haber estampado su firma en el texto constitucional, "la obra de mayor sabiduría política que se ha producido en la República Argentina", según el juicio autorizado del constitucionalista José Nicolás Matienzo.
Los que quedaron en el camino
¿Qué fue de otros muchos que, o habían sido elegidos como diputados pero nunca llegaron a Santa Fe, o se habían integrado a la Convención, pero por distintos motivos "quedaron en el camino"?
Entre los primeros podemos mencionar a Domingo Faustino Sarmiento y a Salvador María del Carril, elegidos por San Juan, pero el gobernador Nazario Benavides anuló este comicio y, obedeciendo órdenes de Urquiza, decidió que los congresales por esa provincia fueran del Carril y Antonio Aberastain. De todas formas, como este último se manifestó partidario de la revolución del 11 de septiembre, fue reemplazado por Pedro N. Ortiz y este a su vez por Ruperto Godoy.
También están el general José María Galán y Nicolás de Anchorena, por Entre Ríos, elegidos directamente por Urquiza y descartados por él mismo. Y el general Rudecindo Alvarado, que fue elegido diputado por Salta al Congreso Constituyente de Santa Fe, pero no pudo viajar por estar enfermo. Eduardo Lahitte y el ya mencionado del Carril, elegidos por Buenos Aires, debieron "volver grupas" luego de la revolución del 11 de septiembre, aunque –como se ha visto- el segundo obtuvo la designación por su provincia de origen.
El doctor José Barros Pazos fue elegido representante por Córdoba en la Convención que nos dio la Carta Magna, pero debió renunciar a causa de la ruptura de Buenos Aires con la Confederación. Y por Santa Fe, uno de los elegidos, Agustín Sañudo, fue desechado por "haber desobedecido a la orden de traerse el cintillo punzó en el sombrero", según lo resuelto textualmente por la Legislatura santafesina.
Los que no llegaron a firmar el texto constitucional
Dentro del segundo grupo, vale decir, aquellos que se integraron al Congreso o que validaron su título, pero que no aparecen como signatarios de nuestra Ley Suprema, encontramos a Ángel de Elías, por La Rioja, quien presentó su diploma el 18 de noviembre a la Convención, pero no se incorporó: dos días más tarde solicitó licencia para marchar, a pedido del Director de la Confederación, a Buenos Aires junto al ejército que sitiaba la ciudad.
Adeodato de Gondra fue elegido por San Luis e integró la Comisión General de Poderes, que debía analizar los respectivos diplomas. En sesión del 19 de enero de 1853, "se da cuenta por secretaría de la renuncia del diputado por San Luis señor Gondra (…)". Eusebio Blanco, diputado por Salta en reemplazo de Alvarado, participa los dos primeros meses de la Convención: la última sesión en que aparece mencionado como "presente" fue la del 9 de febrero de 1853.
El doctor Clemente Villada y Cabrera: asistió a todas las sesiones que se realizaron, desde la primera hasta la del día 19 de febrero de 1853, última en que aparece (en la misma se designa secretario, en reemplazo de Villada, a Martín Zapata).
Finalmente, interesa destacar algunos nombres que se integraron al Congreso luego del 1 de mayo de 1853, tal como los casos de Juan José Álvarez, Elías Bedoya, Saturnino Laspiur (en carácter de secretario) y el santafesino Urbano de Iriondo. La Constitución fue sancionada el 1 de mayo de 1853, mientras que el Director Provisorio la promulgaría en San José de Flores el 25 de mayo, disponiendo que fuese jurada en todo el país el 9 de Julio.
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos y desde la Asociación Museo y Parque de la Constitución Nacional.
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