Nos escribe Gastón (36 años, Viedma): "Buenos días Luciano, te escribo porque en estos días leí tu libro 'Amar, temer, partir' y me gustó mucho. Me hizo pensar mucho en los vínculos y te lo agradezco. Por eso me animo a mandarte una pregunta personal a tu columna, para que me des un consejo. ¿Cómo distinguir la realidad de la fantasía? Te lo pregunto porque si bien estoy en pareja, tengo fantasías con otras mujeres. A veces pienso en estar con alguna otra, pero la idea de perder a mi novia me pone triste. ¿Podrías decirme algo que me ayude?".
Querido Gastón, muchas gracias por tu correo. Haré el intento de decirte algo, con la esperanza de que te sirva para reconocer una situación concreta. Vos luego me dirás si fue de ayuda.
Mirá tambiénTodo va a pasarLo central de tu consulta está en cómo distinguir la fantasía de la realidad, pero además decís algo muy importante: que a veces pensás en estar con otra mujer y que, a partir de ese punto, surge la idea de perder a tu novia. Entonces, como conclusión, te ponés triste.
Fijate que son tres cosas diferentes: tenemos un pensamiento, del que se desprende una idea que entra en contradicción con lo que anticipás como una consecuencia. La tristeza es el resultado, el efecto; sin embargo, para hacer una lectura psicoanalítica de la cuestión, mejor hacer un recorrido invertido: hay algo que te pone triste en la relación con tu novia, que se interpreta en términos de una pérdida, respecto de la cual te defendés con la fantasía de estar con otras mujeres. ¿Y si tratamos de situar mejor qué te pone triste?
De ninguna manera vas a encontrar en mí una respuesta a tu consulta que vaya por el lado de decirte: quedate tranquilo, desear a otras personas es normal; o bien, plantearte que a lo mejor podrían charlarlo y abrir la pareja. O cosas de ese estilo. Querido Gastón, no te voy a subestimar. Por el contrario, me interesa tu tristeza y temo que una columna es poco espacio para poder desarrollar a fondo la cuestión. No obstante, confío en que la distinción entre fantasía y realidad que desarrollo a continuación te puede ser útil.
¿Qué es la fantasía? Es un tipo de relación con una excitación. La fantasía no hace lazo con otra persona –como persona real–, por eso muchas veces cuando las personas realizan sus fantasías suelen sentir displacer o una ligera insatisfacción. Una especie de "No era eso". Esto es lo que cuentan muchos varones que son infieles y, luego del acto, se preguntan: ¿para qué me metí en este lío, si yo amo a mi pareja?
El problema es que la relación con la excitación es más fuerte; sobre todo en el varón es un gran recurso para la distención y la eliminación de descargas. Los varones fantasean más para canalizar una energía psíquica con la que no saben qué hacer, que para realizar un deseo. Para ellos, la fantasía es una evasión.
Mirá también¿Cuándo se empieza a vivir la propia vida?Una evasión, ¿respecto de qué? De la realidad, es decir, de un tipo de relación con algo más que una excitación. La realidad es una relación con un otro real, que impone decepción y esfuerzo de crecimiento mental. En la realidad no encontramos lo que esperamos, sino algo diferente y esta diferencia implica una tensión que es preciso tolerar, a partir de la cual nos vamos a convertir en diferentes nosotros mismos.
Quienes no pueden tolerar este paso, solo buscan que la realidad se adapte a la fantasía y, al menor conflicto, desechan o se alejan. Con esto no quiero decir que haya que adaptarse a la realidad; la cosa no es tan simple. La cuestión es que solo en el acercamiento a la realidad está la posibilidad de modificarla. Volvamos ahora a tu consulta, querido Gastón.
Dijimos primero que había algo que te ponía triste. Te pregunto: ¿tendrá que ver con el impacto de la realidad en tu vínculo? En este punto, me atrevería a hacer una conjetura, la de que cuando en la pareja están en un buen momento, el recurso a la fantasía es mucho menor. ¿No será la fantasía un modo de evadirte de la relación?
Porque, además, la fantasía tiene la ventaja de que requiere muy poca energía psíquica para crear un gran escenario ficticio. De repente es fácil ponerse a devanear "Si estuviera con otra mujer…", pero ¿por qué tu mujer no puede ser otra para vos? Tu consulta me recuerda la situación de un amigo al que, en cierta ocasión, le pasó algo muy curioso.
Resulta que una tarde, él se encontraba en el living de su casa y su pareja en la cocina. Entonces decidió llamarla y, cosa increíble, en lugar de decir su nombre dijo otro. Uno que es anagrama del verdadero. Es como si te dijera que, en lugar de decir "Gise", dijo "Jesi". Ya te podés imaginar qué paso. Desde el silencio pleno de la cocina se elevó una voz que preguntó: "¿Quién es Jesi?".
Y lo cierto es que mi amigo no sabía quién era Jesi. Si en otra época se había dedicado a flirtear con otras mujeres, lo cierto es que en ese momento estaba en un muy buen momento con su pareja. Entonces, ahí vino el inconsciente y metió la cola. Y para decirle que la otra mujer no era la que siempre buscaba en otra parte, sino la que tenía ahí mismo, a unos pocos metros.
Tengo que decirte, querido Gastón, que esta explicación no le sirvió a mi amigo para solucionar el problema doméstico que se armó con su pareja. Sin embargo, le resultó útil para no perderse tanto en las trampas de la fantasía, en desmedro de su relación con la realidad.
Espero que no te pase nada parecido, pero igual aquí va mi consejo: no te quieras evadir demasiado, porque si no el inconsciente viene a hacer oír su mensaje. Abrazo fuerte.
(*) Para contactarse: [email protected]
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