Queridos Amigos. Muy buenas tardes a todos. ¿Cómo están? La semana pasada celebramos el bautismo del Señor, haciendo una referencia explícita a nuestro bautismo y a nuestros compromisos bautismales.
Hoy reflexionaremos sobre el evangelio de San Juan, específicamente el pasaje de las bodas de Caná, donde Jesús realiza su primer milagro al convertir el agua en vino.
Queridos Amigos. Muy buenas tardes a todos. ¿Cómo están? La semana pasada celebramos el bautismo del Señor, haciendo una referencia explícita a nuestro bautismo y a nuestros compromisos bautismales.
Hoy vamos a dar un paso más. El evangelista San Juan nos lleva a Caná de Galilea, donde Jesús realiza un primer milagro, comenzando la vida pública.
En el texto del evangelio leemos: "(…) En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dice: No tienen vino. Jesús le dice: Mujer… ¿Qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dice a los sirvientes: Hagan todo lo que él les diga. Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
En el clima de una fiesta, de una convivencia maravillosa y social de la boda aparecen las primeras dificultades. Faltó el vino. La Madre de Jesús atenta a todo dice: "No tienen vino".
Es un momento dramático porque sin bebida, en la cultura oriental la fiesta está condenada al fracaso rotundo. El evangelio, partiendo de este hecho tan común y cotidiano, nos presenta una grave situación religiosa y espiritual del pueblo judío.
Por un lado, la "boda" es el símbolo de la relación del hombre con Dios y por el otro, el "vino" es símbolo del amor.
En estas circunstancias, la expresión "no tienen vino" es tremenda, porque significa que la relación entre Dios y el pueblo está rota. Las seis tinajas vacías, de unos cien litros cada una, simbolizan que la Ley con sus 618 preceptos no tiene más vigencia, está vacía, la religión se reduce al puro cumplimiento.
Jesús más tarde va a decir: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí". Conocemos bien el fin del relato. Jesús realiza el milagro, transformando el agua en buen vino. Queridos Amigos. Este texto del evangelio no es la página del pasado. La Palabra de Dios nos habla también hoy a nosotros.
Es necesario preguntarnos: ¿Qué significa para cada uno de nosotros la frase "no tienen vino"? Ajustándonos al texto del evangelio de hoy podemos indicar varias realidades.
Primero. La frase, "No tienen vino", significa que las necesidades básicas de muchos hermanos nuestros están amenazadas. Y en tal sentido, los datos estadísticos son preocupantes, ya que en este momento en nuestra patria un 40% son pobres y 7 de cada 10 niños no comen todos los días. Hay pobreza, hay hambre, en la "Patria bendita de pan". Es un dato, pero también un escándalo, porque detrás de cada número hay personas concretas, vidas hipotecadas.
Segundo. "No tienen vino" significa que hay sueños truncados de muchos argentinos que dejan el país diariamente. Las estadísticas, hace un año, reflejaban que un 76% de jóvenes querían dejar el país por la falta de proyección a futuro. Se trata de una verdadera tragedia nacional.
Tercero. "No tienen vivo" significa que muchos valores evangélicos y humanos quedaron reemplazados por los antivalores: la honestidad por la corrupción, la fidelidad por el fraude, la verdad por la mentira.
Cuarto. "No tienen vivo", se refiere a nuestro alejamiento de Dios, a una crisis de fe que experimentan muchas familias y nuestra sociedad en general. Parece que nos interesa cada vez menos encontrarnos con Jesús, que ya no nos sentimos tan motivados a participar en las celebraciones dominicales. Tal vez nuestras tinajas no estén del todo vacías, pero es evidente que el amor está enfriándose. Los valores cristianos están cada vez más marginados.
Muchos se preguntan: ¿Cómo actuar? ¿Cómo seguir? Hoy más que nunca necesitamos seguir a María, que en Caná de Galilea nos dice: "Hagan todo lo que él les diga". Y Jesús nos invita a ser protagonistas, a asumir nuestro compromiso. A los sirvientes les ordena "Llenen las tinajas con agua", como diciendo: "Hagan todo lo que puedan". Dios quiere hacer milagros, pero quiere hacerlo contando con nosotros, con nuestras manos y nuestro esfuerzo.
Me maravilla profundamente la pedagogía de Jesús. Dios nos respeta, no quiere hacer lo que el hombre puede y debe hacer por sí mismo. Que bello, mis queridos amigos, hay muchas cosas en nuestra patria que no están bien, hay muchas realidades que deben ser cambiadas, transformadas. Qué bueno es entonces saber que no estamos solos. Jesús puede transformar el agua -es decir nuestros esfuerzos, fracasos, sacrificios y trabajos- en buen vino. Que Dios nos bendiga.
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