Queridos Amigos. Muy buenos días. ¿Cómo están? Una vez más tenemos la oportunidad de encontrarnos para reflexionar sobre la Palabra de Dios, haciéndonos algunas preguntas: ¿Cómo vivimos o cómo encarnamos el evangelio en la vida diaria? ¿Qué aportamos como creyentes para que la sociedad en la que vivimos sea un poco mejor, más bella, más justa y fraterna? ¿Mi fe en Dios me moviliza, me motiva, da algún sentido a mi vida, a mis actividades?
El doctor René Favaloro, a quien admiro y en quien me inspiro en muchos momentos, afirmaba: "Uno no solamente debe vivir para sí mismo, sino para la comunidad y hacer algo por el mundo en que uno vive". No es solo una frase, es todo un programa de vida. Porque Favaloro, con su vida, nos dio un ejemplo maravilloso, al volver de Estados Unidos, donde estaba estupendamente bien, para aportar algo valioso a su querida patria.
Él tenía una fe profunda en el progreso de la medicina, estaba convencido de que mejorando la salud de la población, mejoraba la calidad de la vida de la gente. Lamentablemente, no fue comprendido, quedó solo. Pero con su descubrimiento del bypass (o baipás: puente) salvó la vida de miles de personas. Sin lugar a dudas es un verdadero prócer de nuestra patria, de quien debemos hablar más y ponerlo como ejemplo de sacrifico, generosidad y entrega a nuestros jóvenes (ver aparte).
Comienzo mi reflexión dominical con esta breve introducción porque el tema central de hoy es la fe. La fe entendida no sólo como un conjunto de verdades que hay creer, sino sobre todo una fe que nos impulsa a actuar, nos moviliza a hacer algo importante por los demás. El evangelio de hoy es un ejemplo claro de ello. En el texto de San Lucas leemos:
"Después de una noche sin pescar nada, Jesús dijo a Simón: Lleva la barca a la parte más honda y echa las redes para pescar. Simón respondió: Maestro, hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, pero si tú lo mandas, echaré las redes. Y, así lo hicieron, y pescaron tantos peces que las redes estaban a punto de romperse".
Qué maravillosa e inspiradora es la pedagogía de Jesús. El Maestro de Nazaret, poco a poco le está enseñando a Pedro que su vida sin Dios es poca cosa, igual que la suya y la mía. Nos creemos grandes, pero en realidad no lo somos tanto… Para Pedro, que era pescador profesional, esta orden de Jesús no tenía sentido, porque sabía muy bien de su propia experiencia que la luz del día no era el momento apropiado para pescar.
Ellos pescaban de noche. Y si alguien sabía algo de la pesca era él. Y sin embargo, Pedro humildemente obedece a Jesús diciendo: "Maestro, hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, pero si tú lo mandas, echaré las redes". Así lo hizo y el resultado fue magnífico. Pedro no sólo quedó sorprendido con la pesca abundante, comprendió también que su vida dependía más del Señor que de él.
En su terreno, en su competencia de pescar, Jesús le demostró que tenía necesidad de él. Y Pedro de esto no se iba a olvidar nunca. Que mensaje profundo para nosotros. Nos invita a poner más confianza en el Señor que en nuestras capacidades puramente humanas, como lo señala tan bellamente la Biblia: "Feliz el hombre que pone su confianza en el Señor".
¿Qué significa creer? Hay una simpática anécdota judía que dice: "Un rabino pedía a Dios para que le permitiera ganar en la lotería. Y el Señor le prometió. Pasaba el tiempo, el rabino rezaba devotamente, pero no pasaba nada. Un día cansado de rezar tanto dijo: Señor me engañaste. Yo te pedía tanto y tú no me respondiste. Y el Señor le dijo: No es verdad, yo te quiero ayudar, pero mandá aunque sea una sola vez el cupón".
El evangelio nos comunica un mensaje profundo. Muchos queremos cambiar la sociedad, pero… ¿podemos hacerlo, realmente, estando de brazos cruzados, viviendo acostados o repartiendo planes sociales, exigiendo que alguien los pague? Queremos cambiar la sociedad, pero… ¿se puede hacerlo sin sacrificio, sin entrega, sin un trabajo serio, repartiendo solo la plata como lo pretenden hacer algunos gobiernos populistas? ¿Acaso todo es gratis? ¿O alguien tiene que trabajar, aportar y pagar?
En el año 2001, el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, durante la grave crisis económica nacional, con mucho realismo nos decía: "No alcanza con hacer cortes de ruta o hacer piquetes, no alcanza con golpear las cacerolas, hay que llenarlas". Pidamos a Dios que nos acompañe con su gracia en estos momentos difíciles de nuestra Patria y que la afirmación de Pedro: "Maestro, hemos trabajado toda la noche sin pescar nada, pero si tú lo mandas, echaré las redes", sea ejemplo e inspiración para nosotros. Que Dios nos bendiga.
Héroes argentinos
En su libro "Héroes argentinos. Doce médicos que hicieron historia" (publicado por editorial Planeta en 2018), el cardiólogo, escritor, columnista y comunicador Jorge Tartaglione refleja con elogiable claridad descriptiva, además de una indiscutible búsqueda reinvindicatoria, las semblanzas de doce profesionales de la medicina, entre ellos René Gerónimo Favaloro (1923-2000), que "han dado todo por otros seres" y fueron referentes éticos tanto para sus colegas como para la sociedad argentina en su conjunto.
Por orden de aparición de los capítulos correspondientes a cada uno, los médicos recordados por Tartaglione como ejemplos de vida y dedicación profesional son: Bernardo Houssay ("El Premio Nobel"), Pedro Cossio ("El cardiólogo del general"), René Favaloro ("Un puente más allá de la obstrucción"), Osvaldo Raffo ("El médico forense"), Luis Agote ("El hombre que cambió la historia de la medicina mundial"), Cecilia Grierson ("La primera médica argentina"), Enrique Pichon-Rivière ("El Freud argentino"), Florencio Escardó ("Piolín de Macramé"), Salvador Mazza ("Símbolo de la enfermedad de los pobres"), Esteban Maradona ("Pilagás o el Doctor Dios"), Ramón Carrillo ("Un médico del pueblo") y Arturo Illia ("El que llegó a presidente").
En su minucioso trabajo, Tartaglione aporta la siguiente frase de Favaloro, para presentar su destacada trayectoria: "Las pautas que distinguen nuestra profesión de un simple negocio u oficio deben contribuir a sentar las bases morales de los sistemas de atención médica e impedir que tratemos a los pacientes como si no fueran personas, como si se tratara de estadísticas, mercancías o piezas de intercambio dentro de una vasta estructura lucrativa" (R. Favaloro).
En su calidad de inventor, educador y cardiocirujano argentino, Favaloro es reconocido mundialmente por haber desarrollado, a partir de 1967, el baipás coronario con empleo de la vena safena magna.
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