Ataque a los cadetes: la defensa de Kunz pedirá el juicio por jurados
Así lo adelantó durante la audiencia preliminar, en la que también solicitó la libertad del acusado y que las víctimas que hayan cumplido la mayoría de edad declaren en el debate.
La defensa de Martín Kunz solicitará que el acusado por el ataque a los cadetes del Liceo Militar de Santa Fe y el crimen del chofer que los trasladaba sea juzgado por sus pares, a través de un juicio por jurados. También pidió que espere el debate en libertad.
Así lo adelantó la defensora pública Virginia Balanda durante la realización de la audiencia preliminar. Se trata del acto en el que se define qué pruebas se producirán en el juicio, que fue presidido por el juez Sergio Carraro.
El de la defensora no fue un pedido formal, sino un anuncio, ya que señaló que esperará a la resolución de Carraro para luego presentar un escrito en el que argumentará sobre la necesidad de que el juicio sea por jurados, el cual podrá implementarse en el territorio provincial a partir de junio de este año.
El juez Carraro resolverá en los próximos días. Foto: Mauricio Garín
Consultada sobre su opinión, la abogado Mariana Oroño -querellante en representación de los cadetes- sostuvo: “Creo que fue un hecho con mucha trascendencia y que la sociedad en este caso tomaría la misma decisión que un juez, o peor”.
“Kunz jamás pidió perdón, ni declaró o mostró arrepentimiento. Siempre actuó con indiferencia, no hubo un motivo para lo que hizo. No veo que poner un jurado vaya a cambiar el destino de la causa, sino lo contrario, va a reafirmar su culpabilidad. Hay demasiada prueba en su contra”, concluyó la letrada.
Pedido de libertad
Kunz participó de la audiencia de manera virtual. La fiscal Ana Laura Gioria lo acusó del “homicidio calificado criminis causa" del chofer Rubén Isidro "Bigote" Walesberg (71), la "privación ilegítima de la libertad" de siete cadetes y la "tentativa de homicidio calificado criminis causa" de cuatro de ellos.
Junto a los querellantes Daniel Recamán -por la familia de Rubén “Bigote” Walesberg- y Mariana Oroño, la fiscalía pretende que el imputado sea condenado a la pena máxima: prisión perpetua.
La defensa pidió que Kunz recupere la libertad, y aguarde el juicio en su casa. El bloque acusador lo rechazó de lleno, y recordó que el acusado intentó fugarse de la cárcel, obligando a su hermano a intercambiar lugares durante una visita.
Evitar la revictimización
Al momento del ataque, ocurrido el viernes 19 de agosto de 2022, los cadetes tenían entre 13 y 17 años. Este fue uno de los motivos por los que fueron entrevistados en cámara Gesell. Durante la preliminar, la defensa solicitó que aquellos que ya hayan cumplido la mayoría de edad asistan al juicio a declarar.
Tanto la fiscalía como la querella se opusieron al pedido, argumentando que la cámara Gesell está prevista para evitar la revictimización. Esto, “por la situación de vulnerabilidad, independientemente de su edad”, señaló Oroño, y agregó que el dispositivo “preservó fielmente el testimonio” porque las entrevistas se tomaron cerca del hecho, del cual pasaron casi 3 años.
Kunz tenía 19 años cuando perpetró el violento ataque. Crédito: Luis Cetraro.
Las partes también ofrecieron los testimonios de policías, peritos y familiares. Todo será evaluado por el juez Carraro, quien resolverá en el plazo de ley.
Agresión brutal
El ataque ocurrió la siesta del viernes 19 de agosto. Ese mediodía Walesberg pasó a buscar a los cadetes por el Liceo Militar Manuel Belgrano de Santa Fe con rumbo a San Javier. Paró en el estacionamiento de la panadería La Perla de Colastiné, como acostumbraba hacer, donde los esperaba Kunz.
El ex cadete, que había sido desvinculado de la institución, estaba armado con una cuchilla. Cuando se metió de prepo en la trafic y el chofer le preguntó "¿qué hacés?", sin mediar palabra lo apuñaló en el rostro y el cuello repetidas veces. La agresión culminó con un empujón, que arrojó al hombre de 71 años al exterior del vehículo.
Los pasajeros se amontonaron en el fondo de la trafic, intentando alejarse del atacante, que se abalanzó sobre ellos, hiriendo a dos que, junto a una tercera, lograron escapar y bajar de la camioneta.
Siete cadetes quedaron a merced de Kunz, que les preguntó quién sabía manejar. Uno de los chicos se ofreció pero antes de llegar al asiento se desvaneció debido a las heridas, ocasión en la que volvió a ser apuñalado.
El segundo cadete en ofrecerse manejó durante más de 5 kilómetros, mientras sus manos y su cabeza sangraban. Detrás de él, sus compañeros lloraban y el encapuchado continuaba agrediéndolos y amenazando con matarlos a todos.
La orden al conductor fue que continuara hasta la estación de servicio ubicada en Cayastacito, y allí se dirigieron. Su recorrido fue truncado por la policía, que había sido notificada de lo ocurrido por quienes presenciaron el homicidio de Walesberg. A la altura del Km. 6,5 dos móviles frenaron la trafic, interponiéndose en su camino. Kunz arrojó el arma blanca y se entregó.
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