Vértigo, zumbidos y pérdida de audición: qué es la enfermedad de Ménière
Esta patología provoca episodios de vértigo, pérdida de audición y zumbidos en los oídos. Aunque su causa exacta no se conoce del todo, existen factores que pueden influir en su aparición. Un especialista explica sus síntomas, diagnóstico y tratamiento.
Este trastorno impacta tanto el equilibrio como la audició
La enfermedad de Ménière es una condición del oído interno que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. Ramón Gómez, otorrinolaringólogo, explicó a El Litoral que este trastorno impacta tanto el equilibrio como la audición y afecta entre 50 y 150 personas por cada 100.000 habitantes al año.
Es un poco más frecuente en mujeres que en hombres y suele aparecer entre los 35 y 40 años.
Según el especialista, la enfermedad puede presentarse de diferentes maneras. "Los síntomas típicos incluyen sensación de plenitud en el oído, hipoacusia (disminución de la audición), vértigo y, en algunos casos, zumbidos o tinnitus. Sin embargo, hay personas que tienen formas incompletas de la enfermedad y presentan solo algunos síntomas", explicó.
Es un poco más frecuente en mujeres que en hombres
El vértigo es el síntoma más característico y puede durar entre dos y cuatro horas, aunque en algunos casos se prolonga hasta seis.
"Durante la crisis, si examinamos al paciente, podemos observar un movimiento anormal de los ojos llamado nistagmo. Además, el vértigo suele ir acompañado de náuseas, vómitos, sudoración y dolor de cabeza", agregó Gómez.
Causas y diagnóstico
La causa exacta de la enfermedad de Ménière no está completamente definida. "Se considera una patología idiopática porque no se detecto un origen preciso. Sin embargo, hay teorías que indican que se debe a una alteración en la reabsorción de los líquidos del oído interno", explicó el otorrinolaringólogo.
Existen, además, factores que pueden desencadenarla, como traumatismos craneales, cirugías en el oído, infecciones como la parotiditis o el sarampión, sífilis en etapa tardía y enfermedades autoinmunes. También se observó que dietas con alto contenido de sal y el consumo excesivo de café pueden influir en su desarrollo.
Afecta entre 50 y 150 personas por cada 100.000 habitantes al año
Para diagnosticar la enfermedad de Ménière, es fundamental la historia clínica del paciente y la evaluación de sus síntomas.
"La triada diagnóstica clásica incluye vértigo, hipoacusia y tinnitus. Una característica particular de la pérdida de audición en estos pacientes es que, al inicio de la enfermedad, puede ser fluctuante. Es decir, durante una crisis, la persona experimenta una disminución de la audición que puede recuperarse en parte una vez pasada la crisis", detalló Gómez.
Los estudios complementarios incluyen audiometrías para evaluar la audición, resonancia magnética para descartar otras patologías y análisis de sangre para detectar posibles causas subyacentes. "El estudio más preciso para confirmar el diagnóstico es la electrococleografía", indicó el especialista.
Aunque no existe una cura definitiva para la enfermedad de Ménière, los tratamientos están orientados a reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas. "Se recomienda una dieta baja en sodio, evitar el consumo excesivo de café, mantener una buena hidratación y realizar reposo durante las crisis", explicó Gómez.
En cuanto a los medicamentos, se utilizan vasodilatadores y diuréticos para controlar los síntomas. En casos más graves, donde los tratamientos convencionales no logran resultados y la enfermedad se vuelve incapacitante, pueden considerarse opciones quirúrgicas.
"La cirugía es el último recurso y no es para todos los pacientes, ya que en la mayoría de los casos conlleva la pérdida total de la audición en el oído afectado", advirtió el especialista.
El impacto de la enfermedad en la vida cotidiana puede ser significativo. "Las crisis de vértigo pueden aparecer sin previo aviso, lo que afecta la capacidad de trabajar, conducir y realizar actividades diarias. Es una condición que puede generar una gran limitación en la vida del paciente", concluyó Gómez.
Si bien la enfermedad de Ménière no tiene una cura definitiva, un tratamiento adecuado y la adaptación a ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
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