A casi una semana del fallecimiento del papa Francisco, este sábado en horas de la mañana europea y al cierre de la madrugada argentina, se llevó a cabo el funeral en la plaza San Pedro de la ciudad del Vaticano.
Ante 400 mil personas y 50 líderes mundiales, en un marco fuertemente emotivo y notorias muestras de austeridad, la ceremonia puso de relieve la figura y la trayectoria del Pontífice.
A casi una semana del fallecimiento del papa Francisco, este sábado en horas de la mañana europea y al cierre de la madrugada argentina, se llevó a cabo el funeral en la plaza San Pedro de la ciudad del Vaticano.
El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, fue quien estuvo a cargo de dirigir la misa fúnebre del papa Francisco. Lo hizo ante cientos de miles de feligreses que se congregaron en los alrededores de la Basílica de San Pedro.
"La efusión de afecto que hemos presenciado en los últimos días tras su paso de esta tierra a la eternidad nos dice hasta qué punto el profundo pontificado del papa Francisco ha tocado las mentes y los corazones", dijo el cardenal Battista Re durante la homilía.
El servicio estuvo marcado por varios mensajes políticos, sobre todo considerando a los asistentes, entre ellos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El miembro del clero destacó el "liderazgo pastoral" de Francisco y de su permanente llamado a "construir puentes, no muros", además de relevar su compasión por los migrantes.
"Estableció un contacto directo con las personas y los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con una marcada atención a los que estaban en dificultad, entregándose sin medida, especialmente a los marginados, a los últimos entre nosotros", afirmó.
Iniciada a las 10 horas de Italia (5 de la madrugada en Argentina), la ceremonia no sólo congregó a fieles en inmediaciones, sino que también se encontraron presentes los miembros de la Santa Sede y una serie de mandatarios de todo el mundo.
Más de 400.000 personas asistieron al funeral y el cortejo fúnebre. Tras la homilía, el féretro fue trasladado por las calles de Roma desde la plaza de San Pedro hasta la basílica de Santa María la Mayor, lugar que Francisco eligió para su entierro, que se celebró a puerta cerrada, en una ceremonia íntima a la que asistieron sus familiares y el cardenal camarlengo.
Delegaciones de 148 países y territorios (incluidos Palestina y Kosovo) con 10 reyes y 10 organismos internacionales asistieron a la ceremonia.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el de Francia, Emmanuel Macron, y el de Ucrania, Volodimir Zelensky, se sentaron en primera línea, durante la ceremonia celebrada en la plaza de San Pedro. La asignación de los asientos no es casual, sino que siguió un estricto protocolo que se estableció por orden alfabético de los países en francés.
Trump, acompañado por la primera dama, Melania, se sentó en el comienzo de uno de los bancos de la primera fila y en el banco inmediato, separado por un pasillo, estaba el presidente de Finlandia, Alexander Stubb, y a su lado, Macron, quien también estuvo acompañado por su esposa Brigitte.
Sin embargo, la colocación de los bancos en la plaza vaticana hizo que Zelensky también estuviera en primera fila a pesar de que Ucrania ('Ukraine') está lejos de Estados Unidos ('Etats-Unis) en el alfabeto. A dos asientos a la izquierda de Melania Trump pudo verse al rey de España, Felipe VI, y a la reina Letizia, que encabezan la delegación española.
En primera fila también se encontró Javier Milei, junto a la delegación italiana encabezada por Sergio Mattarella y Giorgia Meloni, tal y como dispone el estricto protocolo del funeral.
Además de Milei, entre los mandatarios latinoamericanos también estuvieron el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el ecuatoriano Daniel Noboa, el dominicano Luis Abinader y la hondureña Xiomara Castro.
Desde Alemania fue el presidente Frank Walter Steinmeier y el jefe de gobierno saliente Olaf Scholz. La titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también participaron del funeral.
Otros mandatarios son Karin Keller-Sutter (Suiza), Ilie Bolojan (Rumania), Tamás Sulyok (Hungría), Andrzej Duda (Polonia), Keir Starmer (Reino Unido), Micheal D. Higgins (Irlanda), Gitanas Nauseda (Lituania), Edgars Rinkēvičs (Letonia) y Alar Karis (Estonia), Marcelo Rebelo de Sousa (Portugal), Alberto II (Mónaco), rey Felipe y la reina Matilde (Bélgica), Christian Stocker (Austria), Petr Fiala (Chequia), Natasa Pirc Musar (Eslovenia), Maia Sandu (Moldavia), Vjosa Osmani (Kosovo) y Dick Schoof (Países Bajos).
Luego del funeral, y a voluntad del propio Francisco según su testamento, el féretro fue trasladado a la basílica de Santa María la Mayor en Roma, donde será enterrado.
"Solicito que mi sepulcro sea preparado en el nicho de la nave lateral entre la Capilla Paulina (Capilla de la Salus Populi Romani) y la Capilla Sforza de la citada Basílica Papal", escribió Bergoglio.
El cuerpo fue colocado bajo el baldaquino del Altar de la Confesión, donde el cardenal camarlengo presidió una Liturgia de la Palabra. Finalizado el rito, comenzó la visita de los fieles en capilla ardiente.
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