Este viernes, la Plaza San Pedro fue escenario de emoción y muestras de gratitud. Miles de fieles de distintas partes del mundo se acercaron para despedir al Papa Francisco, y El Litoral estuvo allí para recoger sus testimonios.
Fieles de todo el mundo se acercaron para despedir al sumo pontífice. Entre oraciones, recuerdos y agradecimientos, compartieron sus emociones y el impacto que tuvo en sus vidas.
Este viernes, la Plaza San Pedro fue escenario de emoción y muestras de gratitud. Miles de fieles de distintas partes del mundo se acercaron para despedir al Papa Francisco, y El Litoral estuvo allí para recoger sus testimonios.
Oscar nació en Argentina, pero vive hace años en Italia. Decidió viajar durante la madrugada para poder saludar por última vez al sumo pontífice. “Es una emoción muy grande ver a la persona que nos representó bien en el mundo. Representó bien al pueblo, como somos nosotros en realidad. Con toda su humildad”, dijo visiblemente conmovido.
Recordó el impacto que el Papa tuvo en su propia vida espiritual: “Soy católico, y esto me acercó más espiritualmente”. Oscar viajó más de cinco horas durante la noche y estuvo más de dos horas y media en fila para ingresar al Vaticano. “Entramos y salimos con dolor, pero a la vez contentos, porque pudimos saludarlo. Lo hicimos como se lo merecía”.
También estuvieron presentes comunidades religiosas de distintas partes del mundo. Un grupo de monjas, que forman parte de una comunidad internacional, -con representantes de Colombia, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Venezuela- se acercó a la plaza para despedirse de quien consideran un pilar en su vocación.
“Estamos aquí por saludar al Papa por la última vez”, explicó una de ellas. “Él es mi Papa porque inicié mi vocación durante su pontificado. Cuando llegué al monasterio, me mandó una corona de rosario a través de mi obispo, que es amigo suyo”, relató
Más allá de los adultos, la figura de Francisco también conmovió a los más jóvenes. Gabriele, un niño siciliano de Palermo, se acercó con su familia y expresó: “Es una persona grande, un gran hombre. Espero que el próximo Papa sea como él”. Y añadió, con una madurez inesperada: “No creo que venga un Papa tan bueno como Francisco. Desde 2013 que lo tenemos, y uno se encariña”.
Giorgio Ceccarelli vivió una experiencia transformadora. Es presidente de una asociación de padres separados y conoció a Francisco tras escribirle una carta. “Me respondió con palabras hermosas. Me dio coraje, me agradeció por transformar el dolor en algo positivo para todos”. Fue entonces cuando el Papa lo invitó a participar de un encuentro junto a líderes mundiales, ministros y premios Nobel.
“Cuando lo vi, me hice un selfie con él y le dije: ‘Gracias por invitarme’. Y él me respondió con una sonrisa. Nadie como él ha dicho que hay que amar a los hijos, a los nietos, a los cuñados… el amor siempre fue el centro de su mensaje”, comentó.
De esta manera, cada testimonio fue una muestra de cómo Francisco, con su estilo sencillo, logró marcar la vida de miles de personas. Desde el que viajó durante horas para darle un último adiós, hasta quien no cree que haya otro como él, todos compartieron un sentimiento común: el de haber sido tocados por la cercanía, el mensaje y el ejemplo de un Papa que eligió caminar del lado de la gente.
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