Queridos Amigos. Muy buenos días. ¿Cómo están? ¿Cómo se encuentran? Cada año comenzamos el Tiempo de Cuaresma, con el miércoles de ceniza, participando en el rito de la imposición de las cenizas. Se trata de un gesto simbólico y profundo.
Queridos Amigos. Muy buenos días. ¿Cómo están? ¿Cómo se encuentran? Cada año comenzamos el Tiempo de Cuaresma, con el miércoles de ceniza, participando en el rito de la imposición de las cenizas. Se trata de un gesto simbólico y profundo.
Las cenizas que se bendicen hacen referencia a la fragilidad de la vida humana. ¿Qué somos? Nada. San Bernardo decía: "Polvo al nacer y polvo al morir". Nada hemos traído a este mundo y nada nos vamos a llevar.
Pero, sin embargo, la Biblia nos recuerda que somos grandes, fuimos creados a imagen y semejanza de Dios y nuestra tarea principal es ir adquiriendo poco a poco esta imagen de Dios, creciendo en la auténtica humanidad.
La Palabra de Dios de hoy nos presenta tres tentaciones de Jesús bien conocidas, pero no siempre correctamente vividas. No se trata solo de recordarlas, es necesario reflexionar sobre ellas porque lo que le pasó a Jesús también nos pasa a nosotros.
El evangelio nos dice: "Si tú eres hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en pan. A lo que Jesús responde: no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que sale de su boca". Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús.
Pedir que las piedras se transformen en pan representa en sí mismo una falta de responsabilidad humana. ¿Por qué? Porque luchar por el pan de cada día no es optativo, es nuestro deber y obligación.
"Con el sudor de tu frente ganarás el pan", dice la Biblia, porque el pan es el símbolo de las múltiples realidades, como lo son la vivienda digna, la alimentación, la salud y la educación, etc.
Pedir que las piedras se transformen en pan, en concreto y aplicando a nuestra realidad argentina podría significar: vivir de las dádivas y de los planes sociales; esperar todo del Estado todopoderoso.
O peor todavía: robarle a la sociedad, aumentando nuestro patrimonio personal, sin trabajar. La lista de los ejemplos podría ser interminable, pero lo mencionado nos invita a una reflexión personal y comunitaria.
La tentación ("Si tú eres hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en pan"), pretende arrebatar a Dios un milagro, huyendo de nuestra responsabilidad de bregar por "el pan nuestro de cada día". Se trata de utilizar a Dios según nuestras conveniencias, beneficios personales y comunitarios.
Nuestra Patria no está bien, se parece a una "casa mal hecha". Y si hoy muchas cosas se caen a pedazos, y tantas realidades colapsan, es porque los primeros responsables de la grave crisis que nos afecta somos nosotros mismos, además de nuestros líderes, los que nos gobernaron y los que nos gobiernan.
Estos últimos por ser responsables directos de la situación actual y por haber robado; nosotros por haberlo permitido. Sí. Lo hemos permitido. No hablar, no cuestionar el robo y la delincuencia a tiempo nos transforma en cómplices, porque tal como lo dice el refrán, "el que calla otorga". Y muchos callamos. ¿Verdad?
Por otro lado, esperar que todo se arregle, solo cambiando de gobierno, es toda una ingenuidad. El papa Francisco, en uno de sus tradicionales mensajes para el tiempo de cuaresma (pronunciado ya hace unos años), nos invitaba al protagonismo, diciendo:
"(…) No nos acostumbremos a las situaciones de degradación y de miseria que encontramos caminando por las calles de nuestras ciudades y de nuestros países; no nos acostumbremos a la violencia, a los hermanos y hermanas que duermen en la calle; no nos acostumbremos a vivir en una sociedad que pretende dejar de lado a Dios, donde los padres ya no enseñan a los hijos a rezar, ni a decir gracias por la vida y por el pan sobre la mesa; no nos acostumbramos a hacer las cosas a medias".
Mis queridos amigos, pensemos por unos minutos sobre lo que somos y lo que hacemos, porque ser cristiano, ser ciudadano, es un privilegio,… pero también una gran responsabilidad.
Que Dios nos bendiga
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