Más del 50% de los argentinos tiene problemas para dormir: los riesgos en la salud y cómo afecta en la economía
En diálogo con El Litoral, el biólogo, divulgador científico argentino y especialista en cronobiología Diego Golombek, explicó por qué es importante tener un buen descanso y cómo no hacerlo repercute a nivel económico en el país. Además, recomendó cómo evitar desvelarse y lograr recuperarse óptimamente.
"Hay una tendencia en alza de reducir las horas de sueño", confirmó el especialista en cronobiología, Golombek.
Este 14 de marzo se celebra el Día Mundial del Sueño, un evento anual patrocinado por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño. Su objetivo es celebrar los beneficios de dormir bien y saludablemente. Sin embargo, parece que dormir bien pasó a ser un privilegio de pocos.
El dato anterior, coincide con un estudio del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), realizado durante 2023 que develó que el 45% de los participantes de la encuesta señalaron que presentan algún tipo de problema para dormir.
Respecto a estas cifras, El Litoral recurrió a Diego Golombek, biólogo, divulgador científico argentino y especialista en cronobiología, quien explicó que “hay una tendencia en alza de reducir las horas de sueño por menos de lo que es el consenso mínimo para adultos y adolescentes sobre todo” y agregó que “también disminuye la calidad y la regularidad del sueño”.
En Argentina, dormir bien pasó a ser un privilegio de pocos.
La importancia de un buen descanso
“El sueño es vital para nuestra salud”, afirma el experto en cronobiología, al abordar la relevancia de un buen descanso. “La falta de sueño no solo nos deja somnolientos, sino que afecta nuestro estado de ánimo, nos hace más propensos a enfermedades y deteriora nuestra productividad”, detalló.
“Si no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo no tiene tiempo para repararse. Durante el sueño, las defensas se reorganizan, las toxinas se eliminan y nuestro cuerpo se prepara para afrontar el día siguiente. Si interrumpimos ese proceso, estamos más expuestos a trastornos cardiovasculares, digestivos y, lo que es peor, a infecciones", explicó Golombek.
Más allá de los efectos en nuestra salud física y emocional, Golombek señala que la falta de sueño tiene un alto costo económico. "Los trastornos del sueño le cuestan a Argentina alrededor de un 1,3% del PIB", revela el biólogo, destacando que “la productividad laboral disminuye drásticamente cuando no descansamos lo suficiente”.
En este sentido, el especialista explicó: “El sueño deficiente aumenta los accidentes laborales, las ausencias en el trabajo y la frecuencia de errores. Si alguien duerme mal, trabaja menos, comete más fallos y se enferma más. Dormir bien no solo es una necesidad para la salud, sino también para la economía”.
Aunque pasar una noche sin dormir no tiene consecuencias graves, los problemas surgen cuando la falta de sueño es crónica. “Si una persona no duerme bien de manera continua, los trastornos se convierten en crónicos, lo que puede generar consecuencias serias para la salud”, advirtió el especialista en cronobiología.
“Las afecciones como la hipertensión, la diabetes y los trastornos mentales, como la ansiedad y la depresión, se asocian con la privación del sueño”, agregó.
El sueño deficiente aumenta los accidentes laborales, las ausencias en el trabajo y la frecuencia de errores.
La siesta, ¿aliada o enemiga del buen descanso?
Aunque mucha gente considera que dormir durante el día puede afectar el descanso nocturno, Golombek aclara que una siesta corta puede ser beneficiosa. “La siesta es ideal si se hace correctamente”, comentó.
En principio, el biólogo explicó sobre una reacción común del cuerpo que se denomina “sueño postprandial”: “Se trata de una caída natural en el nivel de alerta después del almuerzo, alrededor de las 14. Muchos relacionan este cansancio con una alta ingesta al mediodía, sin embargo, aparece incluso si no hemos comido en exceso”.
Por eso, para quienes están acostumbrados a dormir siesta “lo recomendable es que sea corta, de entre 20 y 30 minutos. Una siesta demasiado larga puede generar el efecto rebote, ya que vas a despertarte más cansado y de mal humor”, dijo Golombek.
En cambio, si no estás acostumbrado a dormir durante el día, “es mejor evitar la siesta, ya que podría interrumpir tu ciclo de sueño nocturno”, advirtió el experto.
Es crucial tener hábitos de descanso saludables para evitar complicaciones a largo plazo.
Ansiedad y estrés
La ansiedad es uno de los mayores enemigos del buen descanso. “El estrés y la ansiedad generan una sobreestimulación del sistema nervioso, lo que dificulta la relajación”, afirmó el experto.
En este sentido, Golombek sugirió que “cualquier técnica que ayude a reducir la ansiedad será beneficiosa para mejorar el sueño, ya sea meditación, respiración profunda, o incluso escuchar un podcast sin pantallas”.
En cuanto a la tecnología, Golombek también hizo referencia a "los anteojos especiales que filtran la luz azul de las pantallas, lo que puede ser útil para aquellos que no pueden evitar el uso de dispositivos antes de dormir" Sin embargo, destacó que "no todos estos accesorios disponibles en el mercado son igualmente efectivos", por lo que se recomienda cautela.
Los celulares, tablets y computadoras estimulan el reloj biológico e interfiere la capacidad de relajarse.
Cómo mejorar la calidad del sueño
Es crucial tener hábitos de descanso saludables para evitar complicaciones a largo plazo. Golombek menciona la importancia de "seguir una rutina que permita al cuerpo descansar de manera eficiente cada noche".
Por esto, el experto recomienda crear un ambiente adecuado para el descanso. “El dormitorio debe ser oscuro, silencioso y con una temperatura adecuada. Además, es recomendable separar el momento de la cena de la hora de dormir; cuanto más lo hagas, mejor será la calidad del sueño”, sugiere.
Un factor fundamental que interfiere con el descanso es el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir. “La luz azul de las pantallas de los celulares, tablets y computadoras estimula el reloj biológico, interfiriendo con la capacidad del cuerpo para relajarse y dormir”, advierte Golombek.
Al respecto, el especialista también aconsejó "reemplazar estas pantallas antes de acostarse recurriendo a actividades relajantes como la lectura de un libro o escuchar música suave".
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